Este documento pertenece a la colección de Tell el-Amarna. Abdi-Jeba, gobernador de la ciudad de Jerusalén y, por ello mismo, uno de los príncipes de Palestina dependientes de Egipto, escribe al faraón egipcio y solicita su ayuda contra los nómadas habiru (quizá los posteríores israelitas). La epístola arroja luz sobre la situación en Palestina:
¿Qué habré hecho yo a mi rey, mi señor? Se me calumnia ante el rey, mi señor: Abdi Jeba ha renegado del rey, su señor, se dice. Considérese que ni mi padre ni mi madre me han otorgado este cargo en este lugar: ha sido el poderoso brazo del rey quien me ha introducido en la casa de mi padre. ¿Por qué atentarla yo contra el rey, mi señor? Mientras viva el rey, mi señor, yo le digo al administrador del rey, mi señor: ¿Por qué amáis vos a los habiru y odiáis al gobernador de la ciudad? Por eso se me calumnia ante el rey, y se dice: se ha perdido el país del rey, mi señor ... El país del rey, mi señor, se está perdiendo. ¡No me escucháis! Se están perdiendo todos los jefes de las poblaciones. No le quedará al rey, mi señor, ningún jefe local. Ruego al rey, mi señor, preste atención a los habiru, para que los arqueros del rey, mi señor, salgan a combatirles. Al rey no le quedará pronto nada más de esta tierra. El habiru roba todas las tierras al rey. Si este año disponemos aún de arqueros, la tierra seguirá siendo del rey, mi señor. Y si no disponemos de arqueros, se perderá la tierra del rey, mi señor.
Fuente:Crónica de la humanidad, 1987La wikipediaImagen:El espíritu del Chemin