Revista Opinión

Epitafio

Publicado el 10 octubre 2019 por Daniel Guerrero Bonet

EpitafioNo hay día en que sintamos la tentación de escribir el epitafio del mundo, una inscripción que perdure sobre los restos de lo que conocemos y somos para que el futuro recuerde lo que echamos, entre todos, a perder. Un epitafio de la naturaleza que destruimos guiados por el supremo valor del mercado y la rentabilidad económica como única regla que todo lo mide. De países o pueblos arrasados por la voluntad geoestratégica de los poderosos o fuertes que imponen sus intereses. Por las guerras y masacres que salpican el globo con el sarampión de conflictos a causa de divisorias líneas invisibles en los mapas, lenguas, religiones, color de piel o costumbres que separan en vez de unir a la gente y por dirigentes mediocres o locos que sólo atienden al egoísmo de su sóla conveniencia y no al provecho común de todos. Un epitafio que nos hará llorar mañana en un futuro de muros y alambradas que contienen y silencian el grito de los desesperados forzados a emigrar mientras permiten que el dinero y el lucro dispongan de paso franco en las aduanas. Y en el que los derechos y libertades fueron sacrificados por una indeterminada seguridad en nombre de nuestro particular estilo de vida, tan condicionado al interés de una economía especulativa y destructiva, que sólo enriquece a los que ya son acaudalados y empobrece aún más a los pobres. Hay días en que aflora en el ánimo el escalofrío por una humanidad cuya suerte está en manos de esos lunáticos desaprensivos que hoy nos gobiernan, gracias a nuestra servil y manipulable confianza. Y no queda más remedio que entregarse a la desesperanza que nos produce el bello epitafio de King Crimson.

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