Hay una época en la que, tras los calores estivales, los días parecen acortarse bruscamente y las temperaturas caen en picado. Antaño, en ese momento del año y debido al decrecimiento de las horas de luz, a los jornaleros del campo se les dejaba de servir la merienda. Unas plantas llamadas precisamente Quitameriendas tapizan de púrpura y lila los suelos de la península durante esta época, representan un periodo de cambios y la transición entre el verano y el otoño. La Merendera es un endemismo ibérico.
Merendera pyrenaica
Tapiz de quitameriendas en flor
Estos días centenares de Papamoscas, Collalbas grises, Mosquiteros musicales y Tarabillas norteñas llegan a nuestros campos para hacer una parada en su epopeya migracional, alimentarse y acumular grasa que quemarán durante su viaje. Están "en paso" como se suele decir. Es una fortuna poder observar estas aves que crían en el norte de Europa, uno se pregunta si alguna vez nos volveremos a cruzar.
El movimiento de animales migratorios generalmente se corresponde con cambios estacionales del clima y está motivado por la búsqueda de alimento y su abundancia.
Las aves que migran aprovechan condiciones favorables que se presentan de manera temporal. Según esta posición, las aves migratorias del hemisferio norte en realidad son aves tropicales que aprovechan temporalmente los días largos y la abundancia de insectos de los veranos del hemisferio norte y no aves del hemisferio norte que toleran las condiciones del hemisferio sur por escapar de condiciones desfavorables durante el invierno boreal.
En general, las especies que pasan el periodo frío en los trópicos sobreviven mejor el invierno que las que se quedan en zonas templadas. Pero, los residentes permanentes de zonas templadas logran mayores índices de reproducción que los migrantes. Por otro lado, los residentes del trópico se reproducen menos pero tienen ratios de supervivencia más altos. En las zonas tropicales las nidadas son menos exitosas, las aves ponen menos huevos y cada pareja intenta poner huevos con más frecuencia, pero los que logran llegar a adultos viven más tiempo.
Ciertas especies escogen diferentes rutas segun la época del año. En el noroeste ibérico, el paso postnupcial es mucho mayor que durante el paso prenupcial, ya que las migradoras parecen trazar sus rutas hacia los cuarteles de cría por la mitad oriental de la península.
Papamoscas cerrojillo
Ficedula hypoleuca
El Papamoscas cerrojilo tiene sus cuarteles de invernada en Africa Tropical, en una amplia variedad de bosques, desde la savana hasta casi la plurisilva y abarcan geográficamente desde el Senegal hasta el Sudán y Tanzania. En invierno es común en Costa del Marfil, Nigeria, Togo, Tchad, etc.
Esta especie, junto a la Curruca zarcera Sylvia communis y el Carricerín común Acrocephalus schoenobaenus, podrían volar de 40 a 60 horas sin tregua por un eje noroeste-suroeste durante 2.200-2.500 km. como mínimo por encima del Sahara.
Mosquitero musical
Phylloscopus trochillus
El Mosquitero musical se puede ver muy facilmente entre agosto y octubre alimentándose de pulgones entre los hinojos y en los sauces. Su mayor tamaño, su color amarillento (no oliva) y su ceja más marcada pueden ayudar a distinguirlo de los otros mosquiteros. Al igual que los papamoscas, las aves que llegan a Iberia proceden principalmente de Europa Occidental (UK) y Escandinavia.
Algo curioso en esta especie (y en alguna otra) es que los jóvenes que nacen más al norte (Escandinavia) emprenden antes el viaje migracional que las poblaciones situadas más al sur (Alemania por ej.)- Igualmente, sus cuarteles de invernada están situados más al sur, realizando por lo tando una migración de más distancia, por lo que son ejemplares de mayor tamaño alar.
Curruca zarcera Sylvia communis
Las Currucas zarceras que pasan por el noroeste ibérico proceden en su mayoría de Europa occidental (UK) y en menor medida de Bélgica, Francia, Alemania, etc. Inverna en África, en savanas y matas espinosas.
Despues de 1965, se produjo una reducción del 75% de sus efectivos, probablemente a causa de las pérdidas de hábitat en el sahel, donde el ave inverna. Las poblaciones orientales, en cambio, invernan en Asia y su nº de ejemplares no sufrió esa merma.
Tarabilla norteña Saxicola rubetra
Desgraciadamente, muchos caen durante ese viaje. Recuerdo un Papamoscas cerrojillo en una cuneta, una Curruca capirotada Sylvia atricapilla en la parrila de un coche, un gavilán llevándose entre las garras un Mosquitero musical y algún que otro correlimos victima del Halcón peregrino.
La Tarabilla norteña de la foto superior posiblemente se haya sumado a la larga lista. Este ejemplar fue encontrado semiconsciente en una dehesa salmantina, en pleno agosto y tras colisionar contra uno de los múltiples vallados que fragmentan nuestro país. Lo liberé con serias dudas sobre la duración de su vida.
Los tendidos eléctricos, los aerogeneradores y la gran red de infraestructuras viarias de nuestro país afectan a la migración de las aves. La pérdida del hábitat es la amenaza más grande. La destrucción de los humedales, que son los sitios de parada transitoria y de invernada para muchas aves migratorias, está fomentada por la especulación urbanística de nuestras costas y los usos irracionales del agua.
Cuando el flujo de migrantes haya cesado, vendrán los invernantes, las bisbitas y los colimbos y, un largo listado de amaneceres helados...