Estoy en huelga mientras escribo. No es una metáfora de poeta-hortera-politizado: estoy en huelga de 11 a 1.
Es parte de la campaña de interrupciones laborales convocadas por los sindicatos de trabajadores universitarios: dos jornadas completas en otoño y tres paros fraccionados en las próximas semanas.
Si no hay cambios, empieza a rumorearse que los profesores tomaremos una última medida: no corregir. Ni una línea. Los cursos no se completarían en junio y el calendario tendría que desplazarse. (No sólo es un problema para los estudiantes, sino un riesgo para nosotros, que podemos... que seremos sancionados por incumplimiento de contrato.)
El sueldo de todos los trabajadores de las universidades inglesas está congelado desde el año 2009; en el mismo periodo, el IPC ha subido un 13%.
En la universidad no sólo trabajan profesores: también personal de administración, de cocina, de limpieza, de seguridad. Muchas de esas personas son, para entendernos, mil libristas.
Hasta el año 2010, las matrículas universitarias en el Reino Unido no podían sobrepasar las 3.000 libras anuales. Tras la revisión llevada a cabo por el gobierno de Cameron, el límite se amplió a 9.000. Los pagos de matrícula se realizan a través de un sistema mixto de becas-préstamo que cubren una parte de los gastos: los gobiernos las aprueban y los estudiantes deben devolver el dinero desde el momento en que pasen a ser, a su vez, mil libristas.
Tras este cambio de financiación, el número de estudiantes nacionales ha descendido -especialmente entre los varones de clase obrera y los estudiantes de más edad- y las universidades se centran progresivamente en atraer a estudiantes internacionales (especialmente de Asia y de Oriente Medio), que suelen venir financiados por gobiernos o fundaciones de sus países y pagan, de manera directa, matrículas superiores.
Al mismo tiempo, se ha restringido el gasto en investigación y se ha empezado a "incentivar" a los profesores para que busquen fuentes externas para sus proyectos.
El resultado: el sector universitario inglés tiene UN BILLÓN de libras de superávit.
Entre tanto, el sueldo de los rectores universitarios -que no son elegidos por votación interna, sino por nombramiento de un consejo de dirección, como en una empresa- aumentó entre un 10 y un 20% en 2013. El rector de mi universidad -el catedrático sudafricano Calie Pistorius (no emparentado, que sepamos)- pasó de ganar 276.000 libras anuales a 321.000, sin contar otros complementos variables, como las 30.000 libras que recibió por "objetivos" ese mismo año.
Me quedan 5 minutos de huelga. Voy a ponerme un café.