– Marina Muñoz Cervera –
La Equinácea es conocida por su capacidad estimulante del sistema inmune.
El género Echinacea comprende 9 especies de plantas, si bien la más conocida y utilizada con fines medicinales, es la E. purpúrea.
Otras menos conocidas, pero que se usan con el mismo fin, son la E. pallida y la E.angustifolia.
Seguramente, muchos de vosotros habréis escuchado hablar de esta planta, que se vende en forma de suplementos alimentarios como estimulante de las defensas.
Hoy vamos a conocer su origen para saber qué usos medicinales se le daban en la antigüedad.
¿De dónde procede la Equinácea?
Esta planta procede de América del Norte y pertenece a la familia de las asteráceas.
Fue utilizada por las tribus indias de las grandes praderas como medicina para tratar distintas dolencias, entre ellas resfriados y catarros, así como heridas y mordeduras de serpientes.
“Existen indicios antropológicos de su uso por los sioux en el siglo XVI” (Berdonces, J.L., 2015).
Los choctaws de Misuri y Alabama utilizaban la planta para calmar la tos rebelde y las indigestiones provocadas por la misma tos.
Los kiowa del oeste de Kansas masticaban la raíz y la tragaban poco a poco para curar las faringitis y la tos.
Cheyenes, comanches, entre otras tribus, consideraban este remedio muy útil para enfermedades inflamatorias e infecciosas, como antídoto y como estimulante general.
Este conocimiento sobre la planta pasó de los indios a los colonos del lejano oeste, que le daban los mismos usos.
Y se adentró en la farmacopea occidental en el año 1800, comenzando a utilizarse en el tratamiento de los síntomas respiratorios, en la última década de ese año.
Fue muy cotizada en USA como tratamiento de enfermedades infecciosas hasta el advenimiento de los antibióticos.
En el año 1930 fue introducida en Europa por el Dr. Gerhard Madaus y se realizaron investigaciones clínicas y farmacológicas en esta zona del mundo.
Sin embargo, de ser considerada como un purificador de la sangre por algunos, a una hierba que no sirve para nada por otros, hubo muchísimos pasos intermedios.
¿Y en la actualidad?
En el momento actual podemos encontrar Equinácea en casi todas las herboristerías, en forma de cápsulas, comprimidos o extractos.
No se considera una panacea, como en la antigüedad, pero si una planta útil como coadyuvante en procesos infecciosos y otros, siempre y cuando se utilice de la forma correcta.
En USA se emplea, de forma cotidiana, para prevenir resfriados y catarros estacionales.
Casi todas las guías de plantas medicinales incluyen a la equinácea, sobre todo como estimulante de las defensas inmunitarias.
Ya que esta planta estimula tanto la inmunidad humoral como la celular.
La inmunidad humoral está determinada por la producción de anticuerpos y la activación del sistema de complemento.
Mientras que la inmunidad celular está mediada por las células blancas de la sangre. La equinácea aumenta la producción de estas células con capacidad de fagocitar los microorganismos infecciosos.
También, se considera que posee propiedades antiinflamatorias, cicatrizante y regeneradora de tejidos, entre otras.
¿Qué dicen los estudios científicos?
La ciencia considera esta planta como inmunomoduladora, ya que influye de forma cualitativa y cuantitativa en las células responsables de la inmunidad o inmunocompetentes (granulocitos, macrófagos, linfocitos. monocitos).
“En distintos ensayos clínicos se ha probado la eficacia inmunomoduladora y antiviral de la equinácea, aunque no se han podido precisar con claridad sus indicaciones terapéuticas, formas de administración y dosis” (Tránsito López Luengo, M., 2005).
Por lo que hemos visto, esta planta, usada desde tiempo inmemorial, sigue siendo estudiada en la actualidad y existen multitud de ensayos y estudios publicados, tanto en USA como en Europa.
La página WebMD de información sobre salud en USA, advierte que en la infección pandémica por Covid 19, que vivimos actualmente, a pesar que algunos expertos han apuntado que la equinácea podría ser útil para prevenirla, la ciencia no encuentra datos sólidos que respalden este hecho. Y nos indican que se recurra a estilos de vida saludables y métodos de prevención probados.
También, debemos tener en cuenta que todo suplemento natural tiene efectos medicinales y no se puede tomar indiscriminadamente.
Y, aunque los efectos adversos de la equinácea, son poco considerables y se dispone de poca información toxicológica, se han descrito alergias, posibles reacciones cruzadas con otras plantas medicinales y con medicamentos, etc. No se recomienda para niños menores de 12 años y en embarazadas y mujeres lactantes.
Con esta entrada abrimos una nueva categoría de Plantas Medicinales en este blog.
Ya para terminar, os recuerdo la necesidad de seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias: mascarillas de protección, distancia interpersonal y lavado de manos frecuente.
Fuentes:
– Ara Roldán, A. (1997). 100 plantas medicinales escogidas: Guía terapéutica. Madrid (España), Edaf, S.A.
– Berdonces, J.L. (2015). Como cura la equinácea. La planta que potencia tu inmunidad. Barcelona (España), RBA Ed.
– Mandell G.L., Bennet, J. E., Dolin, R. (2012). Enfermedades Infecciosas respiratoria y cardiovasculares 7ª Ed. Barcelona (España), Elsevier.
– Pamplona Roger, J. (1995). Plantas que curan. Madrid (España), Ed. Safeliz, S.L.
– Tránsito López Luengo, M. (2005). Equinácea. Ámbito Farmacéutico: Fitoterapia Vol. 24. Núm. 1.