A esta hora exacta en que se publica esta entrada, las 3:29 de la mañana en las islas Canarias, se produce el equinocció de otoño de este 2014 que va llegando a su fin. Es hermoso ver los solsticios y los equinoccios desde la ventana de casa. En los solticios el Sol aparece sobre el horizonte, lo más al norte posible sobre la latitud de Canarias en el de verano; en el de invierno, al contrario, lo más al sur posible. Y en los equinoccios, en ambos, justamente sobre el Este, a 90º en el círculo del horizonte. No me los pierdo, los espero con ansia, gozando del espectáculo que me brinda la madre naturaleza. Tengo hechas unas rayitas en la ventana marcando el punto exacto en que va a salir el Sol esos cuatro días de cada año. No falla ni un milímetro. Para cuando cambie su lugar de salida, con toda seguridad ya no estaré esperándole, emocionado, con los codos apoyados en el alféizar de mi ventana. Me estoy poniendo lírico... Un poco tonto a mi edad. Y más por un espectáculo que se repite cuatro veces al año desde hace unos cuantos millones de ellos...
Les dejo con el "Otoño" de Las Cuatro Estaciones de Antonio Vivaldi. Merece la pena. La foto que encabeza la entrada es una superposición de dos imágenes: de un amanecer en la ciudad de Las Palmas y de un ocaso en Maspalomas, en el extremo sur de la isla de Gran Canaria, mi isla..., m
uy cerquita del trópico de Cáncer que da nombre a este blog mío y de ustedes, sus lectores.Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendtOtoño. Las cuatro estaciones (A. Vivaldi, 1678-1741)