Pero, ¿qué es un Equipo X y por qué parece especialmente importante en tiempos de crisis?
Para comenzar a entender, hay que recordar que algo es exitoso cuando reúne las características adecuadas para desempeñarse en un determinado contexto. Por ejemplo, la bicicleta más veloz suele tener ruedas finas y livianas. Pero de poco le servirá si la carrera se desarrolla en la arena y el barro.
Al mismo tiempo, en circunstancias normales, los mejores grupos de trabajo suelen ser aquellos con excelente integración, fluida y abundante comunicación interna, confianza entre los miembros, agilidad y armonía.
No obstante, cuando el temporal de la crisis embarra el terreno, aquellas características serán “ruedas demasiado finas”. En general, estos grupos carecen de “sensores” en el exterior para percibir el cambio y recopilar información para consensuarla internamente.
Al mismo tiempo, la falta de contactos con puntos clave de autoridad en el interior de la organización impedirá lograr apoyo para nuevos proyectos (y estos grupos también carecerán de influencias en las redes de implementadores que ejecutarán el proyecto).
Y, quizá lo más grave, esta situación no es sencilla de revertir. Por su costumbre de trabajar en un relativo aislamiento, a los miembros les faltará la vocación de abrirse en busca de aquellos puntos cruciales de apalancamiento.
Allí es, precisamente, donde nos interesa conformar un Equipo X. Deborah Ancona y Henrik Bresman, inventores de la expresión “X Teams”, los definen como más volcados hacia fuera, hacia los vínculos con todos los involucrados en el tema que los convoca, directos e indirectos.
Son equipos más flexibles, curiosos, amantes de la diversidad y de membresía variable. Sus miembros se interesan por salir de sus oficinas y mantener entrevistas con personas que otros considerarían demasiado lejanas a su proyecto.
Y una característica muy valiosa de los Equipos X, que debe ser avalada por las autoridades de la organización, es que su rol va cambiando a medida que cambia de fase el proyecto, para poder acompañarlo con su mirada protectora y sus “largas patas de araña”.
Tomar conciencia de la importancia de las redes y conformar un Equipo X serán, entonces, dos pasos importantes para salir ganando de cualquier crisis. El Equipo X será más eficaz en tres momentos clave:
A la hora de diseñar la estrategia que dé forma al proyecto. Gracias a sus redes de contactos, los Equipos X son más eficaces “para salir al mundo” y ver qué ha cambiado con la crisis: ¿qué piensan los clientes? ¿Cómo han mutado sus necesidades, valores, posibilidades y gustos? ¿Cuáles son las principales preocupaciones de los proveedores y cómo podemos crear valor en conjunto?
A la hora de lograr apoyo interno. Los Equipos X son más eficaces a la hora de convencer a líderes formales e informales. Sus miembros saben quiénes son los “recomendadores” más influyentes y conocen cuándo hay “quórum” para lanzarlo.
A la hora de implementar. Ideas brillantes con apoyo del directorio, a veces, mueren porque el portero no entregó un sobre. Los tentáculos del Equipo X deben estar, desde el principio, tomando la temperatura a los que finalmente llevarán las cosas a la práctica y entendiendo sus intereses, motivaciones y posibilidades. Los contactos adecuados en ese sector deben establecerse temprano, sin esperar a que el proyecto haya sido aprobado.
Obviamente, estos conceptos no hacen más que repetirnos que prestemos atención a la realidad y, de una u otra manera, figuran hasta en los libros de sabiduría antigua. Pero la idea necesita ser repetida a la luz de la crisis, porque es un momento en que la inquietud nos anima a tomar el timón del cambio.
¿Quiere armar un Equipo X?
Busque diversidad y personas con flexibilidad para pensar en equipo con gente diferente. Busque perfiles de intereses variados. El contador que sólo piensa en contabilidad no le sirve. Usted necesita uno que escale montañas y cante ópera.
Gente que haya ocupado puestos diferentes en mercados disímiles. Propóngales que se sientan cómodos en un equipo de cantidad de gente fluctuante, con roles intercambiables, muy volcado a sus redes de contactos para traer de afuera información, influencia y adhesión.
Cuando una vaca se cruza con un toro de otra raza suele nacer un ternero fuerte y grande. A ese fenómeno se lo denomina “vigor híbrido”. Es como si los Equipos X hubieran entendido ese concepto y salieran de la endogamia a utilizar todas las posibilidades del genoma humano.
Autor Francisco Ingouville – MPA Harvard University. Director del Programa “Cómo tomar al 2009 por las Astas“,
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