Trono de hierro (de la serie Juego de Tronos). HBO.
Érase una vez… así comienzan muchas historias. Si tuviera el valor suficiente lo dejaría ahí. No seguiría escribiendo. Y ese “érase una vez” sería la única línea escrita en el post de hoy. Casualmente, el año pasado también publiqué el día de navidad. Lo hice desde una perspectiva totalmente distinta. Las cosas empezaban a pintar mal, pero no tanto como ahora. Y es que ese “érase una vez” puede ser muchas cosas distintas. Puede ser pasado, presente y futuro. Puede ser ilusión y certeza… Certeza de algo que no siempre es bueno. Porque lo que recordamos que fue alguna vez, es muy probable que ya no esté. Érase una vez un país con una sanidad pública. Érase una vez un país con educación gratuita. Érase una vez un país en el que los trabajadores tenían derechos sociales. Érase una vez…
La navidad y todas sus zarandajas me la traen al pairo. Ni ilusión ni leches. Puede que tengamos una depresión colectiva. Puede que estos aires oscuros (estilo “Winter is coming” de Juego de Tronos) nos estén sumiendo en una cueva de la que tal vez no salgamos.
¿Optimismo?
No les digo yo por dónde me lo paso, el optimismo. Menuda falsedad. ¿Optimismo? ¿Después de que estos zafios se hayan cargado años de lucha, derechos básicos, y hayan implantado el miedo? Esto es la vuelta al medievo.
Érase una vez un país con miedo… Ojalá alguien cuente esta historia alguna vez y tenga un final feliz.