Érase una vez

… hace mucho… mucho tiempo… cuando el amor era parte de nuestro jardín, el cariño los pasos que dábamos hasta la puerta, y el hogar no precisaba de un techo donde cobijarse… en un tiempo en el que el olvido formaba parte de las tierras del necio… nuestros ojos eran capaces de ver en la oscuridad de la noche, nuestros sentidos distinguían sin necesidad de la falsa luz que se refleja en los espejos de la nada, tus caricias se sumergían en los vastos desiertos de mi espalda, mis miradas nadaban en los océanos de tus ojos, tu olor penetraba cosiendo las costuras de mi piel, y tu aliento alimentaba esa parte de mi alma que tanto te anhelaba.

“Ávido de aquello que se perdió por el camino, de los deseos que una vez nos ofrendamos en el recodo de nuestro pecho ante el ara de nuestro amor. Pilares de un mundo de fantasía en el que somos protagonistas de nuestra propia existencia…”

“Somos agua, mezclados con la piel, animados por el aliento de nuestros besos, unidos por la comunión para arder en el Fuego de la Pasión.”

Érase una vez… un mundo en el que el amor no era exclusivo del mundo de los sueños…

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