Revista Diario

Érase una vez. Un pequeño koala

Por Bergeronnette @martikasprez

Basta con que imagines una noche tranquila para que sea lo contrario. Todo se había organizado de tal manera que a las nueve de la noche, l'aînée ya estaba en su cama durmiendo, la petite meciéndose en los brazos de Morfeo, la cama para mí sola ya que el padre se iba a trabajar, y... Comienzan las toses de la petite, que, por supuesto, la despertaron. A las 3, una llamada de l'aînée, que me sonó algo así a "mami, dormir, cama, no". No llevaba puestas las gafas, así que mi entendimiento fue malo. Se arregló con ir a tranquilizarla, y decirle algo así como "duérmete, tranquila, me llamas" y volver a la cama. Al rato, una hora más tarde, la misma historia. Pero como me había desvelado, pude entender que no podía dormir bien, pero no tardó ni en darse la vuelta en la cama, que ya estaba otra vez dormida. Pero el colmo fue, la petite, que pensando que seguía al lado de la cama, se levantó gritando "mamá", y cuando quise tranquilizarla se agarró a mí como un pequeño koala, sin querer soltarse, repetía "no, no" (que bien aprendido lo tiene), y no quedó más remedio que llevarla a mi amplia cama, que ya no lo era tanto... Pon un par de cojines en un lado, deja espacio para evitar sus patadas, -en balde, porque esa niña parecía una pieza del tetris-, e intenta coger el sueño otra vez. Moraleja: no imagines nunca que vas a poder dormir toda la noche, cuando dispongas de la cama para tí sola, porque siempre habrá una de las chicas, o las dos, que te despierten.


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