Revista Diario
Las segundas hijas y sucesivas, entiendo, reciben estímulos distintos -que no mejores ni peores- que las primeras. La petite recibe estímulos por todas partes. Tiene los que nosotros, los padres, le ofrecemos; tiene los de la guardería, igual que tuvo su hermana. Pero se añaden los propios de l'aînée.
No sé si nosotros como padres, de manera individual, o ambos en conjunto, no estamos tan pendientes de Yvette, como de Danièle en su misma edad. Excusas no tenemos ninguna, Dani era la primera de todo. Primera hija. Primera sobrina. Primera niña. Y nosotros eramos primerizos. Con lo cuál, estar pendientes de ella las 24 horas era lo normal, y lo natural.
Ahora, con Yvette, compartimos tiempo con ambas. Normalmente no suelen estar separadas, es decir, que una esté haciendo una cosa en un lugar, y la otra en otro lugar distinto. Y las pocas veces que han estado separadas, ha sido porque cada uno de nosotros teníamos a una niña. Normalmente, la mayor con el padre, y la petite conmigo.
Cosas de las que me he dado cuenta que no hago/hacemos tanto con Yvette: escuchar música, bailar, hacer puzzles, ir al parque, ir a natación, ¡hacer fotos!
Que salvo la natación, todo lo demás lo seguimos haciendo, pero mi tiempo es compartido, no es para ella al 100% como pasaba con su hermana.
A cambio, recibe el cariño -a veces matador- de su hermana, así como la atención que puede que no le prestemos en todo momento. Así, anoche, jugó a la pelota con su hermana, tirarla e ir a buscarla. O trata de pintar cuando ve a su hermana en la mesa. Danièle es un espejo donde Yvette se ve reflejada. Y así ella está aprendiendo muchas cosas... no sé si es su cara de traviesa, o sus ojos sonrientes, o sus gestos, pero Yvette es especial, sabe hacer un montón de cosas, y darle lógica suficiente para continuarlas.
Por ejemplo, cuando entramos al coche después de la guardería. Tras sentarla, se quita un zapato, me dice mamá, para que me gire y me lo da. Después, con una motricidad apabullante, abre la tira del otro zapato y me lo vuelve a dar. Es un detalle pequeño, pero que me gusta. Otro ejemplo. La hora de la ducha. En cuanto ve que su hermana se quita la ropa, ella va detrás intentando quitársela. Le ayudo, y cuando empezamos a quitar pantalón, se agarra a mí, y levanta una pierna, para que le quite una pierna del pantalón, y después la otra. Y acto seguido se lleva las manos al pañal para intentar quitárselo sola. Y alguna vez lo consigue. Metiéndose sola en el plato de ducha, y sentándose.
Cuando llegamos de la guardería, siempre se acerca a la alacena, y señala las galletas, que suelo poner en el estante. O me trae una botella de agua, para que le rellene su vaso, que está vacío. Es lista, y yo estoy orgullosa de mi petite.