Todo lo que hace la hermana, lo repite ella. La última acción es girar sobre sí misma. Termina mareada -como todos- y cuando se cae de culo, hace "oh" de una manera muy graciosa. Ni que contar que su mirada traviesa es ya marca de la petite.
Le gustan los gatos, pero no los perros. Realmente, le gustan ambos, pero de lejos. Cuando se acerca alguno de estos dos animales, siempre recula, pero al ver que l'aînée o moi, acariciamos al animal, ella también alarga la mano. Y vuelve a verse esa sonrisa traviesa.
Sabe cuando llega la hora de comer o de cenar, porque no suele despegarse de mí. Si está muy desesperada, se pone a protestar; sino, se entretiene a la espera de que llene su plato. Al llegar ya al cajón de los cubiertos, coge la cuchara para comer, e intenta alargar la mano sobre el poyo para coger su plato. No quiere tronas, ni baberos. Quiere su silla alta, como la hermana, y sentarse en la mesa, como una niña mayor.
Sigue gustándole trepar a las mesas. Consigue subirse a una silla, y de allí trepa a la mesa. Los respaldos de las sillas, algunos cristales están pintados con lápices de colores, de las invenciones de la petite.
Es alta y más regordeta que su hermana a la misma edad. Aunque sigue sin hablar por los codos como hace su hermana. Su expresión favorita es "¡agua va!", que lo mismo quiere decir que quiere agua, que quiere que le prestes atención, o simplemente, le gusta decirlo.
Gesticula como ninguna, baila, ríe, sonríe, aplaude cada vez que se acaba una canción, te señala cada parte de la cara en ambos idiomas, y pone cara triste cuando se ve un arañazo o una pupa en sus piernas o brazos.
Hoy lunes, publico artículo en Diario de Mujer, Propósitos en lectura, te espero allí también.