“¡Está usted borracho! Sí, pero yo mañana estaré sobrio y, en cambio, usted seguirá igual de fea.” Churchill contestó así a una diputada que lo increpó durante una recepción. El alcoholismo no deja de ser una adicción, sea quien sea y, siguiendo el hilo de este comentario, el castigo, la amonestación, la reprimenda, no es la solución para dejar de beber, ya que son personas que se dirigen a si mismos duras críticas. Según estudios realizados, hay un incremento actual en la ingesta de alcohol tanto por hombres, mujeres y adolescentes. ¿Por qué?¿Hablamos de problemas económicos, afectivos?¿Qué lleva a las personas a convertirse en alcohólicos? El psicoanálisis ha mostrado que toda persona que hace uso excesivo del alcohol, es para llenar o compensar alguna carencia. Las carencias guardan relación con sentimientos de frustración en el amor, la sexualidad, con la falta de ambición, inseguridad, etc, que la persona trata de compensar con el uso del alcohol. Digamos que el alcohol es un refugio para su depresión, su insatisfacción en la vida, sus sentimientos, su carencia afectiva, demandando un amor que nunca recibió (de ahí los episodios de agresividad). Lo que sí es muy relevante es que en cada persona preexiste una causa diferente y es en el tratamiento donde se resuelve toda la problemática, no en la barra del bar.
Laura López, psicóloga-psicoanalista
Revista Psicología
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