Revista En Femenino

Eres gordo…

Por Almapau @princesas_os

Eres gordo.

Eres gordo…

Me casé con un gordo.
En un mundo donde prácticamente todo el mundo ha hecho una dieta al menos una vez en su vida.
Donde se penalizan los kilos de más aunque a la mayoría le sobren.
Donde aunque no lo queramos reconocer la belleza cabe en unos estándares diminutos en los que la gran mayoría no cabemos, y sin embargo seguimos compartiendo los cánones que nos enseñan desde todos los medios.

Me casé con un gordo hará la friolera de 17 años en marzo.
Gordo. Cuando nos conocimos era adjetivado como gordito.
Los años y mis embarazos (Como a el le gusta decir) le han puesto unos cuantos kilos más y ha ido perdiendo el diminutivo.
Es gordo, y se ha pasado media vida pensando como perder esos kilos, no por salud, sino para entrar en las tiendas de ropa sin recibir miradas de desaprobación, o comentarios incómodos sobre las tallas grandes, o simplemente poder entrar sin recibir un: No tenemos tu talla...
Porque ha crecido creyendo que su cuerpo le define, cuando no es así.
Porque sabe que su imagen, es lo primero que ven los demás de él, y que muchos, no querrán mirar más allá.
Vive sabiendo que cuando pasa preguntan quién es ese gordito? O que a modo de amparo le catalogarán como gordito simpático.
O que si alguien habla de el, se mencionará su peso irremediablemente, nadie recordará sus preciosos ojos, ni sus sonrisa, ni que tenía una voz dulce. Le recordarán como ese gordo.
Sabe que vivimos en una sociedad en la que la belleza no es algo abstracto, sino que se mide con metro y báscula.
Aunque nos quieran contar lo contrario.
Donde venden las imágenes de modelos esqueléticas, donde la elegancia va de negro y no llena los vestidos, donde las tallas grandes sobran.

Se ha apuntado muchas veces al gimnasio, y se ha esforzado, una y mil veces, y perdido muchos kilos a base de sacrificio. Pero su cuerpo termina volviendo a las andadas, el cansancio y el aburrimiento hacen mella en el y vuelve a recuperar kilos.
Está acostumbrado a que todos le demos la murga con su peso:

Estarías mejor con x kilos menos.
Mejor? Mas delgado si, pero eso implica mejoría?

Seguro que te sentirías más ágil.
Nunca ha sido torpe, ni patoso.
Es un hombre fuerte, dinámico, enérgico, rápido...

Tu salud mejoraría...
Desde que le conozco ha tenido tres resfriados mal contados, no tiene problemas cardiacos, ni de colesterol, azúcar, etc...
Entiendo que su salud podrá resentirse por su sobrepeso, pero a día de hoy está sano como una perdiz.
Por cierto no lo digo yo, ni los cientos de médicos de la universidad de la calle con los que se cruza a diario, lo dicen los que de verdad tienen el doctorado...

No es fácil. Deambular por sitios de alimentación, trabajar cocinando y mantenerse firme sin pecar, con esa dieta estricta que le demandaría su cuerpo para aguantar un peso específico. Su cuerpo asume y reserva todo lo que ingiere.
Y cuando gracias al esfuerzo de meses, de mantener un ritmo diario de ejercicio brutal y una dieta estrictísima ha conseguido bajar bastante de peso se ha encontrado flojo y agotado.
Por no hablar de que con su peso ideal se ve extraño, es de cuerpo grande, grande osamenta, y con según que peso da la sensación de estar enfermo, su peso ideal es el que la mayoría considera de gordito.

Llevamos casi 17 años casados juntos.
Hemos superado ya las sorpresas de "qué hará con ese gordo?", las crueles preguntas de "qué ha visto en ti", o "qué has visto en el".
Como si lo único que diese valor a una persona fuese su cuerpo. Y los kilos de más restasen inteligencia, simpatía, bondad, dulzura, fuerza...
Hemos superado las miradas críticas, también ayudan los años, supongo, mi aspecto no es el de hace 20 años, se equiparan sus kilos y mis arrugas...
Estoy casada con un gordo.
Un gordo. Y lleva oyendo la palabra como un insulto hiriente, punzante, doloroso, toda su vida.
Es gordo cuando va a una tienda, cuando va a un médico, cuando hace una entrevista para un nuevo trabajo, cuando la foto del curriculum implica que lo dejen al fondo del cajón.
Y ese gordo, es mi amor, mi pareja, mi amigo, el padre de mis hijos, y junto a el, mi vida es plena feliz, maravillosa.
Al margen de su peso.

Y llevo escuchando los susurros cuando nos ven juntos, las miradas, las sonrisas toda la vida.
Muchas vienen de otras personas con sobrepeso, inmersas en un mundo donde han aprendido a no quererse, a no mirarse en el espejo con amor, a no respetar sus diferencias. Gordas, de cuerpo y mente. Enfermas sin autoestima.
Infelices que se miden y clasifican según sus tallas, sus medidas, sus papadas, sus tripas, la circunferencia de sus muslos, el tamaño de sus culos, la talla de sus pechos.

Soy una persona delgada(Menos que hace 20 años), pero sigo siendo delgada. Y estoy casada con un gordo(Mas que hace 20 años) y no lo cambio por nada del mundo.
Y soy feliz, porque me hace feliz.
Porque no me casé con sus kilos, esos que le rodean, me casé con el maravilloso regalo que habita dentro de su envoltorio.
Ese que no cambiará con los años, ese que no ha engordado ni adelgazado, ese que no se marchitará, ni se llenará de arrugas.
Ese que no perderá la tersura, ni el color.

La maravillosa persona que es, y que seguiría siendo en otro cuerpo, en otra vida, en otro mundo.Eres gordo…

Tu grandeza no tiene nada que ver ni con tus kilos, ni con tu talla. -


Me enamoré de ti hace ya muchos años. No de tu peso.
Y sigo enamorada.
La próxima vez que te mires al espejo no olvides verte como te veo yo, GRANDE, GRANDE, GRANDE.
Y tu grandeza no tiene nada que ver ni con tus kilos, ni con tu talla.
Te quiero.

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