Revista Diario

¡¡¡Eres mala!!!

Por Belen
Que mi hijo tiene un carácter fuerte, a estas alturas, es bien conocido. Que suele decir lo que siente o piensa, es un hecho. Que no le gustan las personas que le agobian, presionan, intimidan, ya todos los sabemos.
E igual que vosotros lo sabéis, aún sin conocerle, lo saben las personas que tratan con él o conmigo, vecinos, amigos, familiares, etc. Son muchos los que se han llevado chascos con el niño, pues la gente generalmente espera un niño dócil que se deje achuchar, besar, intimidar, etc.... A pesar de que el niño no les conozca, aún sabiendo que se puede asustar, pero la gente es así.
Hay un porcentaje interesante de adultos que además disfruta haciendo de rabiar a las pobres criaturas, prometiéndoles cosas que de sobra saben que no van a cumplir (por ejemplo regalos). Y habrá niños que luego lo olviden, que no lo tomen en cuenta, pero mi hijo no lo olvida.
Tenemos una vecina, muy maja ella, y lo digo sin ironía alguna, es una señora de la edad de mis padres, es una buena persona, amable, que sé nos tiene aprecio. La conocemos desde que vinimos a esta casa a vivir, hace ya casi 10 años, ha visto nacer al niño, en fin, una persona asidua en nuestras vidas. El niño la conoce, pero aborrece las cosas que hace cuando le ve.
Cosas que un adulto (por ejemplo, esta señora vecina) hace ante un niño y que no gustan a los peques:
- Gritar al verles.
- Chincharles con el dedito.
- Recordarles que son pequeños (de todos es sabido que los niños se creen siempre mayores y que llamar a un niño "mayor" es el mejor de los piropos).
- Prometer regalos que nunca cumplen.
- Amenazar con que se les van a llevar a su casa.
- Llamarles malos porque no dejan que les llenen la cara con besos babosos.
- Llamarles malos o desagradecidos porque tras conseguir a la fuerza el beso deseado, el niño se limpia la cara asqueado.
- Ridiculizarles porque lloriquean o no acceden a los deseos de ese adulto.
Y así podría seguir en una lista interminable.
Pues bien, a pesar de que como digo esta señora es buena persona e incluso yo la aprecio, adopta este comportamiento pueril e indeseable cuando ve al niño. Ni que decir tiene que el peque está hasta la mismisima coronilla.
Ayer por la tarde nos la encontramos, el niño ya os he dicho que está un poco torcido (está cansado, convaleciente aún de la amigdalitis, pesadito, de mal humor), y claro, la señora apareció de repente, con unas gafas de sol que le ocupaban toda la cara, extendio los brazos y con un grito que me asustó hasta a mi emitió un graznido (eso no era solo un grito) diciendo: "hombre peque, ven aquíiiiiiiiiiiiiii". ¿Qué hizo mi hijo?, pues se asustó tanto que echó a correr calle abajo entre lágrimas mientras decía "¡¡¡eres mala!!!".
Me quedé un poco paralizada, la verdad, porque nunca había reaccionado así. Salí corriendo tras de él claro, mientras mi vecina se quedaba con cara de estupefacción. No hablé con ella, desde luego no pensaba pedirle disculpas por el comportamiento del niño, la criatura tiene derecho a asustarse. Si no le chinchara tanto cada vez que le ve, no habríamos llegado a este punto. Bien es cierto que los niños tienen que saber comportarse, mi hijo a veces reacciona inadecuadamente, y yo le explico lo que hace bien, lo que hace mal, cómo debe actuar, y hemos hecho muchos avances. Por norma general es un niño educado, difícil y peculiar, pero educado.
Pero ayer supongo que no pudo más, y simplemente estalló. Cuando le alcancé él mismo estaba sorprendido de su comportamiento. No le regañé, le pregunté qué había sucedido y el pobre entre sollozos me explicó que le había asustado, que no quería hablar con ella. Nos sentamos y le expliqué lo que había sucedido, que desde luego ella no es mala, que simplemente habla muy alto, y a veces no se da cuenta. El pobre quería ir a buscarla para pedirla perdón y decirla que para otra vez no le gritara.
No estoy justificando la conducta de mi peque, generalmente soy muy estricta con él con este tipo de cosas. Yo respeto mucho su forma de ser, pero ahora que ya ha entrado en una edad en la que la vida social se hace más evidente, tiene que aprender a tolerar a todo tipo de personas, adultas o niños. Tiene que aprender que si algo no le gusta no puede reaccionar de un modo explosivo, porque no soluciona nada y encima hará que las personas que están con él se sientan peor. En definitiva, le enseño a como controlar su ira, a como controlar su temperamento explosivo. ¡¡Ojo!! no le enseño a reprimirse, lo cual me parece horroroso, le enseño a canalizar su ira, a comprender que esa conducta no le lleva a ningún sitio y que hay otras maneras de proceder que harán que se sienta mejor. Es complicado, pero posible. Desde muy chiquitín trabajamos en ello y hemos conseguido grandes avances. Pero aún queda camino por recorrer.
Supongo que a muchos os sonará a chino esto que cuento, porque vuestros hijos o hijas se comportan siempre fantásticamente, pero no todos los niños son así. También sé que podréis pensar que mi hijo es una mala bestia y que menuda educación estoy dándole. Pero mi hijo es tremendamente sensible, hipersensible diría yo, y en absoluto conformista. Es honesto, no reprime y le gusta decir lo que siente o piensa. Esto socialmente no está bien visto, pero es lo que hay. Mi trabajo, enseñarle los pros y los contras.

Volver a la Portada de Logo Paperblog