Las frutas por excelencia del verano son la sandía y el melón. ¿Sabes qué diferencia hay entre ellas en cuanto a nutrición?.
Seguro que si vas a una frutería o cualquier supermercado que veas encontrarás que todos tienen estas dos frutas tan refrescantes y buenas para el caluroso verano. Veamos qué podemos destacar de cada una de ellas…
La sandía es la fruta comestible de Cucumis citrullus, una planta originaria del África tropical que pertenece a la familia de las cucurbitáceas, igual que los calabacines, calabazas, melones y pepinos. Se conoce por el nombre común de sandía.
Principales características de la sandía
Es una fruta que se cosecha maduro en verano, sobretodo entre finales de mayo hasta finales de septiembre.
Es una fruta baja en calorías. Una porción de 100 g proporciona sólo 16 kcal, porque su pulpa consiste mayormente de agua: aproximadamente el 95% es agua. Contiene una cantidad mínima de proteínas y grasas. En cuanto a los carbohidratos la mayoría son azúcares simples (fructosa). De hecho, su sabor dulzón se debe a este azúcar. En términos de macronutrientes podríamos decir que en 100 gramos de sandía encontramos:
- Hidratos de carbono: 3,7%;
- Proteína: 0,5%;
- Grasas en una cantidad insignificante.
La sandía es rica en minerales, especialmente potasio, fósforo y magnesio y vitaminas como la A, C y B6. Además es una excelente fuente de antioxidantes y carotenoides.
Aunque las sandías tengan una cantidad mínima de proteínas quisiera destacar su contenido en citrulina, un aminoácido que favorece el equilibrio de la tensión arterial. Según algunas investigaciones, la sandía también puede tener propiedades afrodisíacas gracias este contenido en citrulina.
¿Por qué consumir esta fruta en verano? Una porción de la sandía es un buen remineralizante e hidratante. Ideal para las épocas de más calor. Su contenido en potasio favorece la diuresis y ayuda a reducir la retención de agua. Muy común cuando el calor aprieta, sobretodo en la zona costera en la que me encuentro yo donde no hay día que no me venga algún inglés con los pies hinchados por retención de líquido…
Eso sí, hay que evitar consumirlo por la noche. También se debe a su efecto diurético.
Las semillas de la sandía tienen una buena capacidad laxante si se mastican. Esto puede ser bueno en caso de estreñimiento pero a veces puede causar un dolor intestinal molesto.
La sandía es una fruta muy útil en el embarazo por su capacidad de hidratación, sin embargo, no se recomienda para mujeres embarazadas que sufran dolores de estómago o tengan digestión tardana.
Las personas con diabetes pueden consumir sandía con moderación, porque a pesar de que tienen un contenido de hidratos de carbono y azúcares simples , es mucho menor que la mayoría de la fruta común.
Para disfrutar de todos estos beneficios, es mejor consumir la sandía entre las comidas pero no con la comida. Las cantidades tan abundantes de agua podrían diluir excesivamente los jugos digestivos y provocar una ralentización de la digestión.
Si os gusta la sandía os dejo una receta que personalmente me encanta: Sorbete de sandía
Ingredientes para 4 personas:
- 1 kg de pulpa de la sandía;
- 100 ml de jugo de limón;
- 80 g de azúcar moreno;
- 200 ml de agua.
Hierve el agua y disuelve el azúcar. Luego deja que se enfríe. Haz un puré con la pulpa de la sandía, y añade el zumo de limón y el jarabe (agua con azúcar) que habías enfriado.
Vierte el contenido en un recipiente que pondrás en el congelador y deja que se congele durante aproximadamente 6-10 horas.
Antes de servirlo déjalo una hora fuera del congelador mézclalo bien y ya estará listo!
El melón es el fruto de una planta trepadora cuyo nombre botánico es Cucimis Melo, una cucurbitáceas. Podéis ver todas las propiedades y contraindicaciones en el artículo Melones: propiedades, beneficios y contraindicaciones.
Esta fruta que también es de elección en verano se puede consumir como pieza de fruta fresca o bien en mermeladas. La compota de melón es deliciosa, especialmente cuando se combina con ciertos tipos de queso.
En nuestro país se suele acompañar el melón con un poco de jamón e cada vez se añade más a las ensaladas.
Los principales productores de melón son China, Turquía y Estados Unidos, mientras que en Europa el récord de este cultivo se lo lleva España.
El melón es también un fruto bajo en calorías. Una porción de 100 g proporciona sólo 34 kcal. Por esta razón es muy apreciado por aquellos que siguen una dieta baja en calorías con el propósito de adelgazar.
La pulpa es rica en agua ya que el 90% del peso del melón es agua. Esta característica y su alto contenido en potasio (300mg por 100 g de alimento), hacen que el melón sea una fruta refrescante y con acción diurética y depurativa.
También proporciona cantidades moderadas de vitaminas, especialmente A, C, PP, B1 y B2. De hecho, por su cantidad en vitamina C y A el melón se considera una fruta antioxidante ideal en verano. Además estimula la producción de melanina que ayuda a proteger de la piel. Los melones naranjas que podemos encontrar sobretodo en Italia (pero que también podríamos encontrar en España), son especialmente ricos en beta-caroteno.
El melón se considera también una fuente de mineralización natural. Gracias al contenido de minerales como el hierro, fósforo, sodio, calcio y potasio, ayuda a mantener la presión arterial bajo control y restablece los suministros de agua que se pierden a través del sudor.
El melón no es adecuado para pacientes diabéticos, ya que su pulpa es abundante en azúcares simples.
También puede ser difícil de digerir y no es recomendable en personas con digestión lenta. En cuanto al embarazo ocurre como con la sandía, es bueno comer porque aporta minerales y vitaminas a la madre y al bebé pero no en caso de que la madre sufra digestiones difíciles.