CAPACIDADES
¿Es usted válido?
En este capítulo pasamos de los focos de credibilidad que se centran en carácter a los que se centran en la competencia. La primera dimensión de la competencia son las capacidades: los talentos, las destrezas, el conocimiento, las actitudes y las dotes que poseemos y que nos permiten rendir con excelencia.
Pensemos en la diferencia entre un niño que ha aprendido a tocar un instrumento musical o destaca en algún deporte, obra teatral o algún ámbito académico, en comparación con otro que, básicamente, ha perdido el tiempo. Pensemos en la diferencia que existe entre la confianza y la disciplina que posee; no sólo que sabe hacer lo que ha aprendido a hacer bien, sino en su capacidad para aprender otras cosas en la vida. Al buscar trabajo, pensemos en la confianza que depositarán en él los empleadores potenciales. Aunque el puesto no exija los talentos y destrezas que ha desarrollado en ese momento, los empleadores reconocerán su deseo y capacidad de desarrollar destrezas, como demuestra la trayectoria que ha llevado en el pasado. Sus aptitudes – y el deseo y la capacidad de desarrollarlas – constituirán un factor generador de una inmensa confianza, con espectaculares consecuencias positivas durante toda la vida.
Las personas capaces resultan creíbles, inspiran confianza. Es así de sencillo. Puedes tener los otros tres focos; puedes tener integridad y buenas intenciones y puedes, incluso, haber obtenido resultados positivos en el pasado. Pero, a fin de cuentas, sobre todo en esta economía de los trabajadores del saber, en rápida transformación, si no tienes las capacidades del momento, si no eres válido, no tendrás credibilidad.
Un ejemplo de alguien que posee los otros tres focos -pero carece de capacidades- sería una persona honesta, que se preocupa y produce los resultados necesarios para ascender a un nuevo nivel de responsabilidad que no tiene competencia para manejar. Sería el principio de Peter en acción: ascender a personas hasta su nivel de incompetencia. Si uno se fía únicamente de las habilidades que le han llevado a donde está, si no se implica en aprender, cultivar y desarrollar constantemente nuevas habilidades, carecerá de lo necesario para salir bien parado en la nueva situación.
“Si no se vigilan, el conocimiento y la habilidad, como todos los activos, se devalúan, con una sorprendente rapidez”. David Maister, escritor y consultor empresarial
“Si no te gustan los cambios, te va a gustar mucho menos la irrelevancia”. Gral. E. Shinseki, Jefe del Estado Mayor del ejército de los Estados Unidos.
“La empresa que se duerme en los laureles es una empresa muerta. Hoy en día el éxito exige agilidad e impulso para replantearse, vigoriza/se, reaccionar y reinventarse de forma constante”. Bill Gates, presidente de Microsoft.
“El Factor Confianza”, escrito por Stephen Covey Jr.
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