ERR #19 The summer of chasing mermaids de Sarah Ockler

Hola vigilantes,

En esta ocasión me apetece devolver vuestra mente a tiempos más amenos, menos fríos y más propicios para la diversión hablandoos de la novela The summer for chasing mermaids que leí a través de la página de Pulse it y me resultó una historia muy atractiva. A pesar del título y del evidente tono de frescura y despreocupación que implica la portada, se trata de una novela bastante dura. Autor: Sarah Ockler Editorial: Simon Pulse ISBN:9781481401289

Pag: 416

The youngest of six talented sisters, Elyse d'Abreau was destined for stardom--until a boating accident took everything from her. Now, the most beautiful singer in Tobago "can't" sing. She can't even speak. Seeking quiet solitude, Elyse accepts a friend's invitation to Atargatis Cove. Named for the mythical first mermaid, the Oregon seaside town is everything Elyse's home in the Caribbean isn't: an ocean too cold for swimming, parties too tame for singing, and people too polite to pry--except for one. Christian Kane is a notorious playboy--insolent, arrogant, and completely charming. He's also the only person in Atargatis Cove who doesn't treat Elyse like a glass statue. He challenges her to express herself, and he admires the way she treats his younger brother, Sebastian, who believes Elyse is the legendary mermaid come to life. When Christian needs a first mate for the Cove's high-stakes Pirate Regatta, Elyse reluctantly stows her fear of the sea and climbs aboard. The ocean isn't the only thing making waves, though--swept up in Christian's seductive tide and entranced by the Cove's charms, Elyse begins to wonder if a life of solitude isn't what she needs. But changing course again means facing her past. It means finding her inner voice. And scariest of all, it means opening her heart to a boy who's best known for breaking them...
Las historia narra como la vida de Eliyse cambia radicalmente tras un accidente que la deja sin voz, sin un objetivo en la vida algo que le afecta tanto que renuncia a su familia y a su vida para pasar un tiempo con su tía en Oregon con el fin de redirigir su camino en la vida. Sin embargo encuentra con un grupo de jóvenes de su edad que necesita tanto como ella un tiempo de introspección. Pero además están los adultos, que básicamente, necesitan un importante choque de efecto para corregir sus actitudes malsanas. Gracias a una apuesta entre dos hombres de negocios, amigos y rivales de toda la vida, dos jóvenes se ven enfrentados a pesar de ser los mejores amigos, mientras Elyse se ve en medio de ambos y obligada a decidir si respetará su miedo al mar o decidirá rendirle cuentas. La novela es un homenaje al cuento,  los conflictos que se plantean son de lo más banales: la venta de una propiedad a una gran multinacional que puede cambiar un pequeño pueblo costero cuyo encanto es su desconexión con el resto del mundo; el orgullo herido de un hijo en juego por una apuesta absurda entre gallitos, unos padres tan ocupados en sus trabajos que no aprecian a sus hijos.Luego está Elyse cuya historia, sobre quién era antes de llegar a aquella costa encantada, vamos conociendo con la misma dificultad que ella tiene para enfrentarse a lo sucedido. A cuenta gotas pero constante, el pasado se va mezclando con el presente para dejarnos descubrir la razón de su profundo caos. Los detalles aquí dejo que los descubráis  aquellos que decidáis leer la novela, puesto que son esos los elementos que mantienen al lector pegado al libro. Por otro lado, no podría haber una novela como esta y no tener un príncipe entre los personajes. Tenemos a Cristopher que es un personaje bastante básico que le da mucho juego a la autora y consigue lo deseado, que a pesar de tener historias en segundo plano nos centremos en la principal que es Elyse. También aporta esa historia de amor no platónica, si no frustrante. Ni que decir tiene que no es una novela larga, se lee muy rápido y el vocabulario es sencillo, narrado en un tono bastante ameno y distendido que entraña pocas complicaciones. Una historia ideal para recuperar un poco la luminiscencia veraniega que hemos perdido pero también para sumergirse en una narración con un dramático.