Revista Deportes
Hay errores y errores o, más explícitamente, hay errores de catálogo. Los hay que te condenan para toda la vida como una losa imposible de levantar o aquéllos que el tiempo se encarga en disipar; hay errores involuntarios o sobrevenidos y errores temerariamente buscados; los hay absurdos, idiotas y flagrantes...y, cómo no, hay errores inconcebibles como producto de una repentina desmemoria que, con el tiempo, torna a amnesia total. De todos ellos existe la, siempre, retroalimentación de una rectificación. El mayor enemigo, la prepotencia de la no asunción de los mismos como tal.