Revista Insólito
1. La inclinación de la Torre de Pisa
La torre de Pisa es uno de los grandes errores de la arquitectura a lo largo de la historia, lo que ha hecho de ella una de las mayores atracciones turísticas del mundo. La causa de su inclinación está en los basamentos de la torre, o más bien, en la falta de basamentos. La torre tiene 55 metros de altura, pero sus cimientos sólo tienen 3 de profundidad. Inmediatamente después de que se empezara a construir, el suelo empezó a ceder. Eso ocurrió en 1173, y desde entonces el suelo ha estado cediendo lentamente.Cuando se terminó, las plantas superiores se habían construido de manera distinta a los primeros planos, con el fin de hacer contrapeso a la incipiente inclinación. Esto sucedió en los últimos años del siglo XIV. Los cambios debieron tener efecto, porque en los últimos seiscientos años la famosa Torre de Pisa ha estado inclinada, pero sin estrellarse contra el suelo.
2. Error de calculo de Cristobal Colón – 1492
Uno de los más importantes fue el que cometió Cristóbal Colón en calcular mal la distancia entre Europa y Asia. El problema que tubo Colón para que aceptaran su proyecto no fue que los sabios no creyeran que la tierra era una esfera, lo que ellos defendían era que la circunferencia de la Tierra era más grande de lo que decía el genovés. Los sabios diferían con respecto a la circunferencia de la tierra, variaban entre los 32.000 km. del Atlas Catalán (año 1375), y los 38.000 km. de fra Mauro (1459). Colón creía que la separación entre Europa y Asia era de 135 grados, la cifra correcta es 229 grados. Colón también creía que Asia estaba mucho más cerca, y de no ser porque se encontró con un continente desconocido por los europeos habría muerto a manos de sus marineros amotinados. Él siguió convencido de que había llegado a las islas de Asia. Fue Americo Vespucio quien convenció a todos de que lo descubierto por Colón era un nuevo continente. Todo se debió a un error de calculo.
3. Las tres carabelas de Cristobal Colón sólo fueron dos.
Solo fueron dos carabelas, La Pinta y la Niña. Por que la tercera nave que participó en el descubrimiento de América era una nao, otro tipo de barco de mayor tamaño. Se llamaba Maria Galante, pero Colón la rebautizó Santa María.
4. Error de cálculo en el nacimiento de Jesús
El sistema que se utiliza actualmente fue inventado por el monje Dionisio el Exiguo (Dionisio Exiguus) en el siglo VI, a petición del Papa.En su momento, Dionisio decidió utilizar el nacimiento de Cristo como punto de refencia en vez del sistema que se utilizaba. Calculó erróneamente que Jesús nació el 25 de diciembre del año 753 AUC (“ab urbe condita”, desde la fundación de Roma), tomando entonces el año que apenas comenzaba, 754 AUC, como el año 1 D.C.Este sistema no fue aceptado en aquella época, aunque siglos después fue adoptado por varias poblaciones hasta convertirse en el sistema predeterminado por defecto. La fecha del 25 de diciembre fue adoptada como la fecha de la Navidad, aunque no se sabe cómo Dionisio la calculó. Mucho tiempo después, se descubrió que el sistema de Dionisio era inexacto, ya que había calculado erróneamente la fecha del nacimiento de Jesús. Dionisio estableció el año inicial de la era D.C. entre 4 y 6 años después del que debió haber sido.
5. Los cuernos vikingos que jamás existieron
Los vikingos no llevaban cuernos en el casto, fue una invención del pintor sueco Gustav Malstrom en las ilustraciones que realizó en 1820 para el poema épico Frithiof`s Saga. El proposito de estos cuernos irreales era retratar a los feroces guerreros del Norte como seres casi demoníacos.
6. Error en la simbología pacifista
En contra de la opinión generalizada de la procedencia de la simbología pacífista de aquellos jóvenes idealistas que poblaban las universidades californianas en una floreciente y soleada década de los setenta, Marjgen Stakiov y Humbert González declaran que aquellos dos dedos abiertos debían su uso a la expresión abreviada de la incipiente tendencia a consumir a dos “golpes” las drogas que terminaron por evidenciar la falta de contenido de estas manifestaciones llamadas libres. Fue Nigel Redford, columnista del San Jose Express, quien nos proporcionó este error y lo puso en boca de toda una sociedad alarmada y confusa ante aquellos acontecimientos. El pobre Nigel observó a aquellos jóvenes sobre los que debía escribir el domingo siguiente y llegó a esta lamentable conclusión.
7. El Big Ben no es un reloj inglés
Aunque la gran mayoría de los turistas creen que el “Big Ben” es un reloj, se equivocan, el Big Ben es la campana que reside en el interior del Tower Clock -la torre del reloj.La torre fue levantada como parte del nuevo edificio diseñado por Charles Barry, después de que el primer palacio de Westminster fuera destruido por el fuego la noche del 16 de octubre de 1834. La torre está diseñada en estilo gótico victoriano, y tiene 96,3 metros de altura.El cuerpo de la torre de 61 m. de altura es de ladrillo con revestimiento de piedra; los 35 metros restantes lo forman la aguja de hierro fundido con que se corona la torre. La torre se asienta sobre una base de 15 por 15 metros y tiene un peso estimado en 8.667 toneladas. Los cuatro relojes están situados a 55 metros de altura.
8. Marco Polo no fue quién introdujo la pasta en Europa
Marco Polo no fue quién introdujo la pasta en Europa, fueron los árabes, durante la invasión de Sicilia en el año 669 (600 años antes del nacimiento del famoso viajero).El historiador musulmán Al-Idri relató que los árabes instalados en la isla comían los itriyah, unos fideos secos.
9. A Al Capone no le gustaba la pasta
Al Capone odiaba los espaguetis y, por ende, casi todas las variedades de la pasta italiana. Lo contó en su biografía el actor George Raft, especializado en papeles de gángster y a quien Al Capone (gran admirador suyo) invito una vez a cenar. ¡Y le sorprendió con un menú de comida china!
10. La marcha de las 6000 mujeres que eran hombres
La subida del precio del pan provocó en 1789 una sublevación popular en Paris. 6.000 mujeres armadas con cuchillos y hoces marcharon en señal de protesta hacia el palacio de Versalles, dirigidas por Theroigne de Mericourt. Aunque en realidad las mujeres no llegaban al centenar, y el resto eran hombres disfrazados con ropas femeninas.