Soy de la opinión de que el maquillaje es la herramienta perfecta para sacar la mejor versión de una misma, al menos hablando del rostro. Además, coger esponjas, brochas y lápices me parece de lo más divertido... siempre que tenga tiempo para hacerlo bien, claro.
Y es que el maquillaje bien hecho es todo un arte, que requiere cierta destreza, práctica y dedicación. Por eso es fácil cometer errores, mucho errores.
Para que sepas cómo evitar estas meteduras de pata, primero tendrás que saber cuáles son las más frecuentes y cómo solucionarlas. Así que si te interesa el tema, sigue leyendo, porque he recogido estos errores y sus soluciones en este post.
En esta primera parte encontrarás las equivocaciones más habituales relacionados con la preparación del rostro, los correctores y la base de maquillaje.
En líneas generales
No limpiar la piel antes de maquillarla. Plantéate el maquillaje como pintura como un lienzo: si este no está impoluto, lo que hagas después con él no lucirá. Una piel con restos del maquillaje anterior, con sudor o con suciedad impedirá que el maquillaje se fije, que quede uniforme y que resulte luminoso.
No hidratar la piel previamente. El maquillaje no disimula una piel seca y cuarteada, todo lo contrario, pondrá de relieve su falta de cuidados. Por no hablar de que el tono quedará desigual y apagado.
No aplicar contorno de ojos antes. La función del contorno de ojos es la de hidratar, nutrir y alisar, por lo que es importante ponerlo en la zona antes de maquillarla. De ese modo los correctores y la base podrán disimular las imperfecciones (ojeras, bolsas...), en lugar de llamar la atención sobre ella.
No nutrir los labios. Si los labios están deshidratados, ningún labial quedará bien, especialmente los más oscuros. Si es necesario, exfolia los labios antes, hidrátalos y luego maquíllalos.
Maquillarse sin tiempo o sin una luz adecuada. Si vas con la hora justa o la luz con la que cuentas no es la ideal (fluorescentes, luz cenital, poca luminosidad...), es mejor que no te maquilles, porque el resultado será deficiente. Es mejor optar por un poco de rímel, un poco de gloss y un toque de colorete, antes que salir a la calle hecha un espantajo.
No dejar pasar unos minutos desde que te has aplicado la hidratante hasta que vas a maquillarte. Si te pones la hidratante e inmediatamente te maquillas, lo único que conseguirás es que la base resbale sobre la crema y que no se fije lo suficiente. Además de asegurarte todo tipo de brillos y aspecto grasiento.
Utilizar ampollas flash para que el maquillaje te dure todo el día. Este tipo de productos están formulados para alisar y mejorar el aspecto de la piel durante unas pocas horas, si pasa mucho tiempo lo que acaban haciendo es cuartear la base y modificar su tono. Si después del trabajo tienes un compromiso, es mejor que te desmaquilles y comiences de nuevo, aplicándote entonces la ampolla.
No tener en cuenta tu edad y la ocasión para la que te maquillas. Maquillarse a los 20 no es lo mismo que maquillarse a los 50, porque ni la piel ni el ritmo de vida es el mismo. Del mismo modo, el maquillaje que es apropiado para una noche de fiesta con amigas, no lo es para ir a trabajar durante el día a un despacho de abogados. La intensidad, las texturas, los colores y los productos deben ser los apropiados para cada mujer y para cada ocasión.
Excederte con el maquillaje. Un maquillaje exagerado es uno de los peores errores que puedes cometer y que sólo se perdona cuando no se han cumplido los 20 años. Un rostro demasiado maquillado hace parecer mayor, es poco elegante y, aunque sea injusto, resta credibilidad profesional.
Los correctores
Utilizar el corrector de ojeras para disimular cualquier tipo de imperfección. Cada defecto se corrige con un producto específico. Si intentas tapar granitos o manchas con el correcto de ojeras, lo que lograrás es que se noten más aún.
Emplear el corrector después de la base de maquillaje. Aunque hay partidarias del corrector postbase, porque afirman que al aplicar la base desaparecen, lo cierto es que el efecto es más natural si se corrige antes de maquillar. Sólo si hace falta una mayor cobertura para imperfecciones importantes, es recomendable utilizar el corrector después de la base. El secreto para no arrastrar el corrector con la base: difuminarlo bien y aplicar el maquillaje con pequeños toques, sin frotar.
Poner capas gruesas de corrector para esconder imperfecciones. Utilizar cantidades ingentes de corrector no ayuda a disimular mejor los defectos, sino todo lo contrario. Lo mejor es aplicar capas finas y difuminarlas bien y, sólo si es necesario, poner un poco más sobre la zona en la que estás trabajando.
No difuminar bien los correctores y neutralizadores. Si no difuminas bien este tipo de productos no conseguirás fundirlos bien con la base y se notará una especie de parche sobre tu piel. Y, por otra parte, cuánto más gruesa sea la capa, más fácil es arrastrarla con el maquillaje que apliques después.
Utilizar el iluminador como corrector de ojeras. El iluminador es para eso, para iluminar. ¿Te imaginas la incongruencia que implica iluminar un defecto como las ojeras o las bolsas para que se noten más aún? Para corregir, el corrector y el neutralizador.
La base
Elegir una base con uno o varios tonos por encima del color de tu piel. Hay quien piensa que un color algo más oscuro que el suyo le dará un aspecto más bronceado y saludable, cuando lo único que se consigue es un efecto de lo más artificial. Además, pone años encima y consigue que se noten las divisiones entre las zonas que están maquilladas y las que no lo están.
Escoger una base de maquillaje con uno o varios tonos por debajo de tu color natural. Al igual que en el caso anterior, escoger un tono que no es el propio es un error, aunque en este caso por defecto en lugar de por exceso. Un tono muy claro le dará un tono enfermizo a tu piel y marcará las divisiones del maquillaje. Para acertar lo mejor es probar la base en la zona del mentón o del cuello.
Utilizar el mismo tono de base cuando estás bronceada. Lo ideal es tener dos bases, una más clara para el invierno y otra más oscura para la época en la que tu piel esté más dorada. Para las épocas intermedias puedes irlas mezclando para irlas adaptando a las distintas etapas por las que vaya pasando tu piel.
Aplicar la base de maquillaje con movimientos ascendentes. La base debe aplicarse con movimientos descendentes, especialmente en la zona que está bajo los ojos. De ese modo conseguirás una cobertura más natural y evitarás levantar el vello y que se note más.
Apostar por el maquillaje compacto si no tienes mucha experiencia. El maquillaje en polvo requiere de una técnica muy depurada para obtener unos buenos resultados, si no tienes mucha práctica, es mejor que optes por maquillajes fluidos o en crema, o que lo emplees sólo para retoques.
Olvidarse del cuello, las orejas y el escote. Si maquillas tu rostro, no debes olvidarte de lo que le rodea y que no tapa la ropa. Esto no quiere decir que tengas que maquillarlos completamente, pero sí que debes utilizar el exceso que haya quedado en tus dedos, esponja o brocha para darle unos pequeños toques que igualen el tono. También puedes darle un toque de polvos para igualar visualmente las zonas. En caso de que te guste el maquillaje muy natural, tienes otro truco: si comienzas a maquillar desde la zona "T" (la más problemática) y extiendes desde ahí la base, ni siquiera necesitarás igualar, porque el degradado de tonos es progresivo.
Te espero en la segunda parte, en la que te hablaré de las equivocaciones más recurrentes en el maquillaje de ojos, mejillas y labios. Nos vemos pronto...
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La primera vez que apareció el post Errores Más Frecuentes al Maquillarse (I): Correctores y Bases fue en el blog de La Meiga y Su Caldero.
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