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Errores y enmiendas

Publicado el 03 diciembre 2024 por Claudia_paperblog

Mis ojos están en una jaula creada por la sombra de mis dedos colocados en forma de visera para protegerme del sol. Mis labios, reflejados en la pantalla del ordenador, se muestran carnosos y apetecibles. 

Una mosca, completamente inmóvil, parece un dibujo de una sola dimensión, colocada como está sobre la silla de madera que tengo enfrente, de manera casi simétrica, por poco en el centro. No sé por qué se queda en el lado de la sombra.

Quiero escribir sobre dioses que castigan a mortales, mortales que se acuestan con ninfas y ninfas que curan a guerreros.

-¿Cómo describirías tu año?

-Uff qué pregunta más difícil, me tienes que dejar tiempo.

Sus caricias recorren mi espalda mientras dice eso. Siempre que está pensativo lo hace.

-Tiene que ser algo breve, como si fuese el título de una película, por lo general hay tres o cuatro cosas que marcan tu año.

-¿Cómo es el resumen de tu año?

-El de este año es “2024: El viaje de mi vida, Barcelona mi ciudad y conexiones fuertes”. Muy diferente al del año pasado, que lo he titulado como “Errores y enmiendas y empezar a curar”.

No le cuento que los errores fueron volver a hablar con J. y las enmiendas dejarlo con Á. No quiero entrar en detalle porque siento que soy una persona muy diferente a la del año anterior y me gusta no tener la necesidad de hablarle de mi antiguo dolor.

-Vale, creo que lo tengo -No le ha costado nada llegar a una conclusión, siempre ha demostrado tener una mente ágil-. Mi año se divide en tres fases. La primera se titula ‘El retorno del rey’.

Estallo en carcajadas, que se me unen a una tos incontrolable que me hace reír todavía más.

-Oye, no te rías de mi año, yo no me he reído de tus títulos -bromea.

-Sigue, sigue, perdona -respondo aún entre risas.

-Vale, básicamente lo he llamado así porque estuve los primeros meses del año con una lesión en las ligaduras.

-¿Por el rugby?

-Por el rugby -corrobora él- y mi vida se basaba en ir a recuperación cada día hasta que me curé. La segunda fase se entremezcla un poco con la primera, pero fue la de toma de decisiones. Decidí hacer algo nuevo y compré los billetes a Australia. Y la tercera fase es más de organización y preparación para el nuevo destino.

Duermo genial a su lado, me gusta cómo me busca por las noches y yo me arrincono en su pecho y siento su respiración y el latido de su corazón, casi siempre muy rápido. Y le miro la boquita, relajada, los labios bonitos, la dulzura en la frente. Y a veces le beso, aunque eso le despierte.

No lloro por la mañana cuando nos despedimos, le pregunto si lloró al despedirse de su familia, me dice que sí, pero que no delante de ellos. No me extraña esa respuesta.

Aún estando en la cama me dice:

-Voy a guardar un recuerdo muy bonito de ti.

Me sonrojo un poco porque no suele decir esas cosas.

-¿Tú crees que me gustas más porque te vas? -le pregunto de repente.

-No lo sé, siempre queremos lo que no podemos tener.

Todo queda en que nunca se sabe las vueltas que da la vida, que quizá nos vemos a su regreso. Levanto el pestillo de la puerta de entrada, no sé por qué tengo tantas ganas de irme.

Me pide un abrazo, le aprieto fuerte. Le doy un beso en los labios aunque sé que él nunca se despide de mí así. Le deseo que le vaya muy bien el viaje, más bien lo afirmo, sé que le irá muy bien. Siento que actúo de manera fría, quizá él se esperaba algo más.

Tengo ganas de llorar en la parada del autobús, pero no lo hago. Miro al sol y amusgo los ojos esperando verle salir al balcón.

Errores y enmiendas

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