Revista Diario
Toda madre que se precie, espera que su hijo sea el mejor, el más guapo, el más inteligente. Es inevitable desear para nuestros pequeños una vida de éxitos. Para eso les preparamos, les enseñamos, escogemos buenas escuelas. Pero a veces nos olvidamos de que los niños son niños y no siempre quieren lo mismo que nosotros o quizás no están preparados para asumir cierta presión impuesta por una sociedad altamente competitiva. Tener un espíritu competitivo, inculcarlo o vivirlo puede ser bueno para trabajar la autosuperación pero como siempre, sin pasarse. En el colegio, mi pequeño gran hombre incentivan la lectura diaria con pegatinas que pueden ir poniendo en la carpeta y el que más tiene es el que más a leído. Las famosas caras contentas o las medallas de cartulina por haber sido el mejor también son clásicos. Personalmente pienso que es una buena manera de motivarlos. El problema viene cuando, a pesar de haberse esforzado, no consiguen el objetivo deseado. En este sentido hemos tenido una experiencia múltiple en casa con un concurso en la escuela de música donde van mis enanos después del colegio. Dentro de las actividades de la semana cultural, organizaron un concurso al que los dos se apuntaron muy entusiasmados. Pero, a pesar de haber pasado a la final, para mí todo un éxito pues es el primer año que están en el centro, no consiguieron ganar. Mi pequeña princesa que aun no lo tiene muy claro, se conformó con la bolsita de chuches y el lápiz con notas musicales que les regalaron a todos los concursantes. Pero el mozalbete-aspirante-a-cantor no se conformó tan fácilmente. Fue una de sus primeras frustraciones a gran escala que tuvimos que gestionar apelando al orgullo materno, al esfuerzo realizado y al, otra vez será o lo importante es haber participado. A pesar de que lo pasó un poco mal y experimentó la derrota, creo que en la vida la competitividad debe existir, con unas reglas lógicas y sin jugar sucio con la creencia del “todo vale”. Pero es una manera de que entiendan que si se esfuerzan serán buenos y sino, puede que lo tengan más complicado.