Hace unos días se publicó un artículo en la revista The Lancet en la que se hablaba de un estudio realizado en Brasil en el que se han estudiado casi a 3500 personas adultas de 30 años que habían sido amamantadas.
En este estudio se tuvieron en cuenta también los ingresos familiares, la escolarización de los padres, el peso del bebé en el parto, el tipo de parto etc. para poder discriminar mejor los resultados.
Los resultados fueron muy claros: los bebés amamantados durante 12 meses o más tienen CI más altos a los 30 años, son más años escolarizados y esto se traduce en un aumento del salario en la edad adulta.
Las reacciones a este estudio no se hicieron esperar. La prensa empezó a publicar artículos con la información (no pongo los enlaces por culpa el Canon AEDE #yatusabes) y se empezaron a escuchar voces opinando tanto a favor como en contra del estudio.
Lo cierto es que esto no es nuevo.
En 1992, los científicos ingleses Lucas y Col publicaron un artículo también en la revista The Lancet llamado “Amamantamiento y subsecuente inteligencia en niños nacidos de término” en el que por primera vez se relacionaba la lactancia materna con el desarrollo cognitivo y de la inteligencia.
Ellos estudiaron a niños en condiciones económicas, sociales y familiares similares, con la única diferencia de la alimentación y los resultados fueron bastante concluyentes también: a los siete años, los niños que habían sido amamantados obtenían entre 7 y 10 puntos más de CI que los que habían sido alimentados con leche de fórmula.
Desde entonces se han hecho muchísimos estudios sobre este tema (esto es sólo un ejemplo, hay muchísimos):
- Gale/Martin 1996 vieron que los bebés que habían sido amamantados en exclusiva obtenían mayores puntuaciones en los test de inteligencia que los que habían sido alimentados con lactancia mixta o artificial.
- Horwood/Ferguson 1998 en el que se vio que la duración de la lactancia materna se asocia con mejores resultados en test de inteligencia a los 8 y 9 años, mejor comprensión de la lectura, capacidad matemática y mejores resultados en la escuela.
- Mortensen/Michaelsen/Sanders/Reinisch 2002 en el que se demostró que la duración de la lactancia se asocia a puntuaciones significativamente mayores en dos pruebas de inteligencia diferentes.
- Kramer/ Aboud y otros en 2008 vieron que los niños amamantados durante más tiempo, tenían mejores resultados en las escalas Wechsler de inteligencia a los seis años de edad. Siendo también las calificaciones obtenidas en la escuela significativamente mayores tanto en lectura como en escritura.
- Isaacs/ Fischl y otros en 2010 en el que se vio una relación entre el consumo de leche materna de forma temprana y el coeficiente intelectual y el volumen del cerebro en la adolescencia. Estos resultados se apreciaron especialmente en la materia blanca del cerebro, por lo que los datos apoyan la hipótesis de que uno o más componentes de la leche materna promueven el desarrollo del cerebro a nivel estructural.
¿Eso significa que los bebés amamantados son más “listos”?
Eso quiere decir que las personas que no hemos tenido la suerte de ser amamantadas no hemos desarrollado todo nuestro potencial cognitivo, por muy listos que seamos.
Y eso también quiere decir que la naturaleza es sabia (aunque a veces parece que se nos olvida) y el desarrollo óptimo del cerebro se produce cuando nos alimentamos como debemos a lo largo de toda nuestra vida.
Obviamente, la leche materna es el alimento adecuado para los bebés y niños pequeños humanos y lo normal es que cada día salgan nuevos estudios que demuestren lo que la naturaleza tiene claro desde hace miles de años.
“Pues mi hijo tomó biberón y es muy listo.”
Seguro que sí, pero nunca sabrás lo inteligente que habría podido llegar a ser en caso de haber tomado pecho (que es lo que la evolución de la especie espera de él).
Y en ningún momento pretendo hacer sentir culpable a nadie. Si decidiste dar biberón o no pudiste dar el pecho por el motivo que sea no te sientas culpable. La culpa no sirve de nada y ayuda a nadie.
Hay muchas otras que se pueden hacer para mejorar la inteligencia de nuestros hijos: darles seguridad emocional y un apego seguro, ofrecerles mucho cariño, cogerlos mucho en brazos, ofrecerles consuelo cuando lo necesitan, dejar que experimenten y aprendan por sí mismos, dejar que se muevan, etc.
Simplemente he querido dejar constancia en mi blog de la evidencia con respecto a este tema porque hasta el momento hay unanimidad: la lactancia materna (cuanto más tiempo mejor) mejora el desarrollo cognitivo y la inteligencia de nuestros hijos.