Revista Salud y Bienestar
Es conveniente establecer criterios de uso racional de fármacos biológicos en artritis reumatoide
Por Fat
Las distintas terapias biológicas han supuesto el mayor avance de los últimos años en el tratamiento de la artritis reumatoide. Tanto es así que los especialistas en Reumatología han visto cómo se les abría un fructífero camino para mejorar la calidad de vida de muchos de sus pacientes, llegando incluso a remitir la enfermedad.
Las terapias biológicas son fármacos potentes y de alto coste, por lo que los expertos coinciden en la conveniencia de establecer criterios claros para su uso racional. En la mayoría de los pacientes, se puede conseguir un control adecuado de la enfermedad con los fármacos modificadores de la enfermedad (FAME) tradicionales –como el metotrexato y la leflunomida-. Sin embargo, recientemente se han comercializado nuevos tratamientos biológicos y es importante disponer de criterios que permitan elegir el más adecuado para cada paciente. Igualmente, se considera necesario un conocimiento profundo de estos fármacos para prevenir de posibles efectos secundarios.
Éste es uno de los motivos de la actualización del Consenso de la Sociedad Española de Reumatología (SER) sobre el uso de terapias biológicas en artritis reumatoide, cuyo objetivo principal es servir de referencia, a través de sus recomendaciones, a aquellos especialistas que decidan hacer uso de estos fármacos en sus pacientes.
"Como no podía ser de otra manera, las nuevas armas terapéuticas son bienvenidas, pero es importante establecer criterios de utilización racional tanto de estos fármacos como de los ya existentes para la artritis reumatoide". Así lo indica el Dr. José Luis Marenco, del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario de Valme, en Sevilla, y uno de los expertos que han participado en la revisión de este documento.
Los nuevos puntos aportados a este consenso han sido presentados y comentados en el VI Simposio sobre Artritis Reumatoide de la SER, celebrado este fin de semana en Ibiza y que ha reunido a los mayores expertos en la materia de nuestro país.
La artritis reumatoide afecta a cerca de 250.000 personas en España. Su carácter es crónico y provoca la inflamación progresiva de las articulaciones, que puede conducir a un daño irreversible, disminuyendo, además, la calidad de vida del paciente.
Los fármacos biológicos han sido capaces de modificar este pronóstico para el paciente porque están dirigidos a controlar la actividad inflamatoria actuando específicamente contra una diana terapéutica considerada importante en el proceso de patogénesis de la enfermedad.
"El hecho de que este tipo de medicamentos no logre una respuesta necesaria y positiva en todos los casos y que puedan dejar de ser eficaces con el tiempo, hace imprescindible que todos ellos estén dentro del arsenal terapéutico de la enfermedad", subraya el experto.
-Fomento del uso racional
Aunque a lo largo de 2010 han aparecido nuevos biológicos en el mercado, esta actualización del documento de consenso contempla sólo los siete que existían en las fechas de su realización (noviembre de 2008), cinco dirigidos contra citoquinas inflamatorias y dos contra linfocitos, las células responsables del proceso inmune.
No hay datos que avalen la superioridad entre unos y otros, simplemente tienen diferentes estructuras, mecanismos de acción y actúan contra dianas terapéuticas distintas. "Estos datos indican que todos ellos son necesarios y no intercambiables, porque aunque un paciente no responda positivamente a uno de ellos, no quiere decir que vaya a pasar lo mismo con el resto", apunta el Dr. Marenco.
"Este consenso trata de facilitar la elección de los fármacos que se han de utilizar en primera línea tras el fracaso de los FAME tradicionales, a la vez que ofrece posibilidades terapéuticas en segunda línea", Según el Dr. Marenco. "Tratamos así de fomentar el uso de terapias biológicas, pero extremamos la seguridad del paciente, mediante la realización de protocolos para excluir enfermedades asociadas, sobre todo infecciones latentes, realizando programas de vacunación y monitorizando los posibles efectos adversos".
La importancia tanto del diagnóstico como del tratamiento precoz es un aspecto que ya ha calado hondo en los reumatólogos de nuestro país a lo largo de los últimos años. Éste es uno de los motivos por los que los actuales documentos de consenso se centran en el uso eficaz del arsenal terapéutico existente.
"No tratamos de establecer diferencias de eficacia entre los distintos fármacos biológicos, algo que no estaría sustentado por la evidencia científica", incide el Dr. Marenco. "Lo que pretende es determinar qué hacer cuando se decide iniciar una terapia de este tipo, qué criterios ayudan a elegir un fármaco para cada paciente, cómo evaluar su eficacia y seguridad y cómo actuar cuando se decide sustituirla".
Las terapias biológicas son fármacos potentes y de alto coste, por lo que los expertos coinciden en la conveniencia de establecer criterios claros para su uso racional. En la mayoría de los pacientes, se puede conseguir un control adecuado de la enfermedad con los fármacos modificadores de la enfermedad (FAME) tradicionales –como el metotrexato y la leflunomida-. Sin embargo, recientemente se han comercializado nuevos tratamientos biológicos y es importante disponer de criterios que permitan elegir el más adecuado para cada paciente. Igualmente, se considera necesario un conocimiento profundo de estos fármacos para prevenir de posibles efectos secundarios.
Éste es uno de los motivos de la actualización del Consenso de la Sociedad Española de Reumatología (SER) sobre el uso de terapias biológicas en artritis reumatoide, cuyo objetivo principal es servir de referencia, a través de sus recomendaciones, a aquellos especialistas que decidan hacer uso de estos fármacos en sus pacientes.
"Como no podía ser de otra manera, las nuevas armas terapéuticas son bienvenidas, pero es importante establecer criterios de utilización racional tanto de estos fármacos como de los ya existentes para la artritis reumatoide". Así lo indica el Dr. José Luis Marenco, del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario de Valme, en Sevilla, y uno de los expertos que han participado en la revisión de este documento.
Los nuevos puntos aportados a este consenso han sido presentados y comentados en el VI Simposio sobre Artritis Reumatoide de la SER, celebrado este fin de semana en Ibiza y que ha reunido a los mayores expertos en la materia de nuestro país.
La artritis reumatoide afecta a cerca de 250.000 personas en España. Su carácter es crónico y provoca la inflamación progresiva de las articulaciones, que puede conducir a un daño irreversible, disminuyendo, además, la calidad de vida del paciente.
Los fármacos biológicos han sido capaces de modificar este pronóstico para el paciente porque están dirigidos a controlar la actividad inflamatoria actuando específicamente contra una diana terapéutica considerada importante en el proceso de patogénesis de la enfermedad.
"El hecho de que este tipo de medicamentos no logre una respuesta necesaria y positiva en todos los casos y que puedan dejar de ser eficaces con el tiempo, hace imprescindible que todos ellos estén dentro del arsenal terapéutico de la enfermedad", subraya el experto.
-Fomento del uso racional
Aunque a lo largo de 2010 han aparecido nuevos biológicos en el mercado, esta actualización del documento de consenso contempla sólo los siete que existían en las fechas de su realización (noviembre de 2008), cinco dirigidos contra citoquinas inflamatorias y dos contra linfocitos, las células responsables del proceso inmune.
No hay datos que avalen la superioridad entre unos y otros, simplemente tienen diferentes estructuras, mecanismos de acción y actúan contra dianas terapéuticas distintas. "Estos datos indican que todos ellos son necesarios y no intercambiables, porque aunque un paciente no responda positivamente a uno de ellos, no quiere decir que vaya a pasar lo mismo con el resto", apunta el Dr. Marenco.
"Este consenso trata de facilitar la elección de los fármacos que se han de utilizar en primera línea tras el fracaso de los FAME tradicionales, a la vez que ofrece posibilidades terapéuticas en segunda línea", Según el Dr. Marenco. "Tratamos así de fomentar el uso de terapias biológicas, pero extremamos la seguridad del paciente, mediante la realización de protocolos para excluir enfermedades asociadas, sobre todo infecciones latentes, realizando programas de vacunación y monitorizando los posibles efectos adversos".
La importancia tanto del diagnóstico como del tratamiento precoz es un aspecto que ya ha calado hondo en los reumatólogos de nuestro país a lo largo de los últimos años. Éste es uno de los motivos por los que los actuales documentos de consenso se centran en el uso eficaz del arsenal terapéutico existente.
"No tratamos de establecer diferencias de eficacia entre los distintos fármacos biológicos, algo que no estaría sustentado por la evidencia científica", incide el Dr. Marenco. "Lo que pretende es determinar qué hacer cuando se decide iniciar una terapia de este tipo, qué criterios ayudan a elegir un fármaco para cada paciente, cómo evaluar su eficacia y seguridad y cómo actuar cuando se decide sustituirla".
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