Revista Opinión

«Es difícil entrar en la masonería, pero muy fácil salir. No es una secta»

Publicado el 22 agosto 2015 por Habitalia

Imagen; Ricardo Aldao, V.·.M.·. de la Logia Atlántica, nº 84

De hombres buenos, hombres mejores. Este es lema de la Respetable Logia Atlántica Nº 84, la única institución masónica que hay en Vigo y la más numerosa de las cuatro existentes en Galicia.

Un áurea de secretismo y misterio rodea esta institución fundada hace 20 años y que actualmente cuenta con una veintena de miembros. Ricardo Aldao, que ostenta el cargo de venerable maestro, lleva en esta logia desde el 2009. De 41 años, este vigués tomó contacto con la masonería en el 2000 de la mano de Pastor Rodríguez y desde entonces dedica parte de su tiempo a cultivar los valores que defiende esta institución.

-¿Qué le llamó la atención de la masonería para iniciarse en ella?

-Me sentí muy identificado con los valores, el humanismo, la ilustración, el libre pensamiento, etc.

-¿Qué hay de mito y qué de verdad alrededor del secretismo en la masonería?

-Lo mismo que en un consejo de ministros, ni más ni menos. Las deliberaciones que ocurren en tenida se mantienen en tenida. Se recogen las conclusiones en un acta que tiene que ser aprobada por la propia asamblea masónica y el masón está obligado a mantener el mismo secreto que tiene que guardar un ministro sobre las deliberaciones que se producen en el consejo de ministros.

-Pero para ser ministro no se exige una "solvencia económica" que sí exige la masonería. No puede ser masón quien quiere sino quien puede.

-No, porque eso es lo que nosotros entendemos por libertad, que es uno de nuestros principios junto con la igualdad y la fraternidad. Lo que marca la libertad de una persona en la sociedad moderna es su capacidad económica.

-Se reúnen un sábado al mes. ¿Qué es lo que hacen en esas reuniones?

-Exponemos nuestros trabajos y debatimos sobre ellos. Son trabajos simbólicos y filosóficos generalmente que buscan que la persona se libere mentalmente.

-¿Trabajos simbólicos?

-Un símbolo sería el cincel y el mallete. El mallete representa la fuerza de voluntad y el cincel, la mano que la guía. Puedes tener mucha fuerza de voluntad pero, si no está bien guiada, no sirve para nada. Se trata de reflexionar y debatir sobre estos temas.

-¿Además de estos debates también hay rituales?

-Sí. Existe un ritual de iniciación y luego uno propio de ascenso de cada grado.

-En el ritual de iniciación el profano ha de estar semidesnudo, con una soga al cuello y los ojos vendados. ¿No cree que esto puede ser visto como algo propio de una secta?

-Son simbólicos. La soga, por ejemplo, simboliza lo que ata al hombre a lo mundano. No somos una secta, no buscamos captar adeptos. De hecho es muy difícil entrar, pero muy fácil salir. Uno se va cuando quiere.

-¿Qué le diría a la gente para eliminar la idea de que la masonería es oscurantismo, secretismo...?

-Que lean. Hoy día hay una cantidad de información tremenda sobre masonería. Nosotros hacemos una labor filosófica y filantrópica, de amor a lo humano. No somos una secta, no comemos niños ni nada por el estilo.


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