Os contaré un secreto que poca gente sabe: el amor es un arte. Sí, como la música, la pintura o la carpintería. La aptitud para amar y ser amados la poseemos todos pero, como en todo arte, también existe una técnica que requiere de esfuerzo y compromiso para aprenderla.
La mayoría de la gente cree que el amor es una sensación placentera. Que el amor es enamorarse pero, qué suele ocurrir? Dos personas que no se conocen derriban el muro que las separa o rompen el hielo porque se atraen, se sienten como si fueran uno, muy cercanos. Y esa sensación es una de las más estimulantes y excitantes de la vida. La pasión, el enamoramiento es la cúspide de la experiencia más placentera que existe. Todavía es mayor el grado en individuos que han vivido aislados, encerrados, sin amor. Sin embargo este «milagro» suele ser efímero como efímeras son las hojas que se lleva el viento en Otoño que termina con el comienzo del invierno. Así, este tipo de amor, también llega a su término en poco tiempo. La pareja empieza a darse cuenta de que no tienen nada en común, que se desilusionan, se disgustan y se aburren juntos y todo ello elimina cualquier huella que pudiera quedar de la excitación inicial. Es curioso pero lo que va a ocurrir, en un comienzo, ellos no lo saben. Muy al contrario piensan que han encontrado a la mujer de su vida o a su príncipe azul y que eso prueba la intensidad de su amor cuando, lo que en realidad esconde, es la alta magnitud de su soledad interior y por eso se ve más marcado y el desengaño o mal de amores o síndrome de abstinencia o como se quiera llamar para la persona que aún sigue amando al otro es mucho más doloroso en personas que han vivido abandonadas, encerradas o con una fuerte carencia de amor. Pero… Todos tranquilos que de amor no se muere. La cura es el tiempo o comprar otra adquisición en el mercado. De esto último hablaremos a continuación: en general, las personas viven el problema del amor en el deseo de ser amadas y no tanto en amar, es más, ignoran que amar de una manera incondicional es lo que colma y calma un corazón vacío o roto. El problema, como digo, está en que no reparan en la propia capacidad de amar. Así, buscan maneras de ser amados que habitualmente pasan por modas de la época en que se vive. Lo que es general y no caduca es la creencia en los hombres de que teniendo éxito y siendo poderosos e incluso ricos tienen más posibilidades de conseguir la mujer que desean y las mujeres piensan que tendrán al hombre de sus sueños siendo atractivas: cuidando su cuerpo, su dieta, utilizando maquillaje, ropa favorecedora…. Ambos sexos coinciden y utilizan armas de seducción tales como ser educados y amables, ser capaces de mantener una conversación interesante, ser modesto, tranquilo, útil…. Las personas piensan que amar es sencillo pero amar a alguien es muy difícil porque lo que realmente nos hace amar a una persona o querer a alguien no son «las armas de seducción» ni el sex-appeal o las maneras en las que nos enseña la sociedad o el sistema ( durante la época Victoriana como también en muchas culturas tradicionales el matrimonio se hacía a través de un convenio por partes de las familias o un agente familiar pensando que sería una vez casados cuando surgiría el amor. Muy al contrario tras la Segunda Guerra Mundial una mujer emprendedora e independiente, que bebé y fuma, provocadora sexualmente era tremendamente atractiva para los hombres. A finales del siglo XIX y principios del XX, un hombre debía ser ambicioso y agresivo. Hoy se le valora la sociabilidad y tolerancia para resultar atractivo) sino valores mucho más profundos e importantes como lo es la bondad, la tolerancia, la comprensión, la empatía, la solidaridad, el sentido del humor, la energía positiva y, sobretodo, tener una buena autoestima ( queremos a nosotros mismos utilizando un egoísmo sano que trate de anteponer nuestras necesidades físicas y emocionales ante todo -siempre sin faltar al respeto ni molestar al otro- y estar a gusto con nuestra propia compañía). La mayoría de la gente no se quiere a sí misma por eso no soportan la soledad porque lo que en realidad no soportan es estar a solas consigo mismos. La introspección es lo que les falla. La gente no busca dentro de sí misma, no hacen nada por conocerse (lo que les gusta, lo que desearían hacer, sus cualidades y cómo desarrollarlas y potenciarlas, sus defectos y mejorarlos entre otras muchas cosas) y gastan su energía en comprar cosméticos, maquillaje, joyas, ir al gimnasio, depilarse… Para ser más atractivos y así amados o compran manuales sobre «Cómo lograr el éxito en el trabajo» u otras formas de subir de status y ganar más dinero. Piensan que de esta manera sus familiares y amigos les valorarán y querrán más. Muy al contrario, estos valores equivocados llevan a la corrupción, a la depresión, a sentirse impotente, a las adicciones y a enfermedades mentales para acabar terminando por cambiar el manual de «Cómo conseguir esposo» por el de «Las mujeres que aman demasiado» de Robin Norwood.