Parece mentira pero va a hacer tres años que este estudio abrió sus puertas, mejor dicho, su ventana virtual al mundo, y si miramos atrás vemos mucho esfuerzo, aprendizaje, meteduras de pata… Pero si hay algo de lo que no nos arrepentimos y estamos especialmente orgullosas es de nuestra metodología de trabajo, de eso a lo que llamamos slow design.
Cuando empezamos con emmme y contábamos con las palabras cargadas de futuro e ilusión que hacíamos diseño slow, la primera respuesta solía ser ¿slow qué? (Depende de en qué círculos hoy por hoy no sigue pasando y se nos escapa una sonrisilla). Y una y otra vez explicábamos que es algo que va más allá de un nombre bonito sino que es una es una forma distinta de entender el diseño, que pasa por poner en el centro a las personas y dedicarle a las cosas el tiempo que merecen.
Pues bien, parece ser que el slow está de moda y no hay cosa que nos haga más felices porque, a pesar de que eso significa competencia, es síntoma de que estamos en el camino correcto. Solo nos queda un pequeño miedo y es que como todo lo que es tendencia, se quede en lo superficial, pierda la esencia y caiga en la estandarización.
Así que para que no os den gato por liebre, os vamos a ayudar a identificar que es realmente un proceso de diseño slow.
- En el proceso de diseño tienen que dejar implicarte: tus ideas son lo que prevalecen y te ayudan a identificar realmente tus necesidades. No se impone, se propone siempre pensando en el bien del usuario, dejando de lado gustos personales del diseñador.
- A todos nos gusta ver casas y locales de revista pero ¿alguna vez os habéis planteado vivir en ellas? ¿Dónde encaja ahí la bici de montaña que compraste en un arrebato de buenos propósitos de año nuevo, o la flamenca que te regaló tu suegra de su viaje a Sevilla con el IMSERSO? Y si eres un local, soluciones muy bonitas, ¿pero son realmente lo que nuestro cliente necesita?
- No se busca lo más barato o lo más caro, sino que se piensa en qué merece la pena invertir el presupuesto, ahí está el verdadero gasto útil y el ahorro en el futuro.
- Muchas veces lo económico entra por los ojos, pero lo refranes existen por algo y estos dos lo dejan claro: nadie da duros a pesetas y lo barato sale caro. Siendo claros, huye de quien te hace una propuesta gratis, porque no le puede haber dedicado más de una mañana, huye del que te vende oro a precio de plata, porque seguramente no será ni latón.
- No se buscan soluciones retorcidas, sino sencillas, que no simples. El llegar a este punto lleva seguro mucha mayor reflexión que lo rebuscado. Y todo pasa por tener claros los objetivos a conseguir, sin despistarse en formalismos y banalidades.
- Si quieres saber si un espacio es slow, fíjate en sus materiales: respetuosos con el medioambiente, con las personas y durables. Seguramente los de origen natural prevalecerán.
Si sois adeptos a blogs y revistas deco estamos seguras de que no habréis pasado por alto todo esto de lo que os hablamos
¿Creéis que es el año del slow design?
¡Si habéis leído artículos sobre ello nos encantaría que nos dejaseis los enlaces!
el equipo de emmme studio
*Fuente de fotografías: Pinterest. Si sabes el autor de alguna de ellas, escríbenos y estaremos encantadas de nombrarle (o retirarlas en el caso de que así lo quiera)