Revista Opinión
Es el mismo poder el que se mueve alevosamente contra Ada Colau....
Publicado el 04 abril 2013 por RomanasAda Colau llama a las cosas por su nombre y, por lo tanto, criminal a un representante de la Banca A mis queridos amigos bemsalgado y joanmarti, agradeciéndoles su afecto. ....y el que rige el discurso de la mentira, el reinado de la apariencia, los jueces de la Audiencia advierten que el escrache va a ser condenado con 4 años de cárcel, mientras que fingen una inexistente virtud anunciando que la Unión Europea va a investigar ese tesoro sin fondo de que disfruta el Real Madrid, mientras que se inhuma en tierra “non sancta” el cadáver del último suicida, simultáneamente a que la Uefa le rebaje a Ibrahimovic lo suficientemente su sanción para que pueda jugar contra el Barça y marcar, en un escandaloso fuera de juego, el gol que significaba el empate del Paris Saint Germain, que qué casualidad no sólo es el equipo de uno de los jeques que rigen con mano de hierro a Qatar sino también el que goza de todas las preferencias del amo de la Uefa que no sólo ha designado al árbitro del encuentro sino que ahora le premiará con uno de los encuentros que restan para llegar a la final si no incluso con la final misma. Es la misma historia de siempre: "la vida es lo suficientemente seria para dejarla fluir libremente" y, así, de la misma manera que el supremo espectáculo que es el fútbol se resentiría gravemente si el Barça continuara ganando indefectiblemente todos los torneos en los que participa, lo que hay que impedir de cualquier forma, si no por otra cosa por el hastío que produce lo “dejá vu”, e igualmente sería intolerable que una panda de miserables, Ada Colau y los suyos pusiera aún levemente en peligro el statu sociopolítico español que, como el de todo el orden mundial, se basa en el más feroz de todos los liberalismos. Es por eso que el de Qatar sonríe amablemente mientras El Conseguidor logra una vez más que el sorteo de la Champions le sea escandalosamente favorable pues no es en vano que uno de los mayores símbolos del desarrollo arábigo, que importa miles de millones de petrodólares, haya tomado la forma del escudo del Real Madrid. Pero al poder le importa aún más que Ada sea destruida cuanto antes porque pudiera ser el principio de algo ciertamente peligroso: que un pueblo completamente descerebrado, hundido en la peor de las miserias morales, comprendiera que aún se puede recuperar la dignidad si uno se decide a plantar cara a esta plaga de canallesca explotación que nos invade. De modo que se trataría de que el pueblo, ése del que se dice que si está unido jamás será vencido, comprendiera, al fin, que ya no le queda nada que perder, que todo lo que tenía se ha ido por ese sumidero de la Historia que son los canallescos Bancos, pero es muy difícil que lo haga si se agita ante sus propias narices el trampantojo de una dignidad popular que ahora se concreta en el escudo de uno de los más tramposos equipos de fútbol, tanto es así, que los que mandan en la UE no han tenido más remedio que atender las demandas de esos, pocos, países que todavía compiten respetando ciertas reglas contra ese emporio del cinismo y de la devergüenza que no respeta, que nunca ha respetado ninguna porque es el heredero directo del que fuera emperador de todas las infamias. De modo que no es sino el mismo poder el que amenaza a los díscolos suicidas que todavía viven con la cárcel, el que, al propio tiempo, hace como que juega limpiamente en el turbio espectáculo que subyuga a las masas hasta el punto de hacerles perder la noción de lo que constituye su verdadera razón de ser, que no es que un conjunto de mercenarios de todas las razas se aúpen al más falso de todos los triunfos, que no es el de sus propias nacionalidades sino el de aquellos que representan la mayor cantidad de dinero, obtenido a expensas no ya de su durísimo sufrimiento sino lo que es mucho peor de su inconcebible indignidad. Y así el dinero qatarí se une al madrileño, porque esa internacional del poder económico sí que funciona inexorablemente en este asqueroso estadio de la Historia, en un intento hasta ahora victorioso de hundir a sus propios pueblos en el estercolero de su propia miseria. De modo que la Unión Europea no sólo absolverá al Real Madrid del notorio delito de falsear todas las competiciones en las que participa, al quebrantar flagrantemente todas esas reglas del juego que teóricamente aseguran la igualdad de todos los contendientes, al utilizar como financiación propia la del Estado español, concretamente el descaradísimo apoyo del Ayuntamiento de Madrid que pisotea alevosamente todos los derechos de sus ciudadanos respecto a aquellas normas que deberían asegurar bienes tan sacrosantamente públicos como lo son los que tratan de proteger la salud de sus habitantes y la dignidad esencial de todos aquellos que tenemos la insuperable desgracia de vivir en un país como éste. Y todo ello porque el poder que se mueve contra Ada Colau es el mismo, esencialmente el mismo, que actúa, que siempre actuará contra todos nosotros.