La capacidad de liderar de una persona no esta ligada solamente a su carácter o su particular cúmulo de habilidades, lo cierto es que los liderazgos se circunscriben a momentos y situaciones, a la necesidad imperante de la masa que busca en el líder la luz para salir de la oscuridad específica que en ese momento la abruma.
La historia nos lo ha demostrado una vez tras otra, grandes líderes de crisis han fallado en sus intentos de persistir en el rol luego de transformado el contexto. Mahatma Ghandi, por ejemplo, que luego de obtenida la independencia de la India pasó a un segundo plano, porque a pesar de ser la figura cuyo carácter impulso a todo un pueblo a obtener su libertad, luego de la misma, carecía de las cualidades gerenciales necesarias para encaminar el recién iniciado proyecto por senderos de éxito
Vemos esto repetirse con Simón Bolivar, el que una vez fue llamado Hermano por los miembros de nuestra orden, pero que luego de ser el líder militar que todos deseaban y llevar a las Américas a su anhelada libertad, se convirtió en el líder que todos temían, un dictador que dió la espalda a sus hermanos y a los principios que a ellos lo unían para oprimir con puño de hierro los pueblos por los que poco tiempo antes habría dado su vida por ver libres. Este ha sido el gran error de la masonería contemporánea, y la razón por la que nuestra lista de logros y de miembros ilustres están congeladas en el tiempo, que en muchos orientes la ha sumido en el olvido, en la quiebra administrativa, en la pérdida de su valor histórico y, lo más triste, en un cascarón hueco de fríos templos que un día incubaron ideas de progreso pero que hoy yacen vacíos, y sin esperanza de recuperar la esencia transformadora que les pertenece.
El mejor masón no es necesariamente el mejor administrador; y hemos fallado al creer inocentemente que nuestra mítica y mística orden difiere en algún sentido de las instituciones profanas cuando a asuntos administrativos se refiere. El trabajo individual de "desbastar la piedra bruta" se ha convertido en una excusa para ignorar los repetidos errores de nuestras autoridades que desean aferrarse a las antiguas formas en un mundo que ha cambiado y continuará cambiando vertiginosamente, mientras conducen (peligrosamente) una institución que es progresista por definición, misión y origen.
Es tiempo de escuchar al ilustre hermano Rudyard Kipling que nos grita en su poema "Si..." las cualidades que debemos buscar en quienes elegimos para ser la luz que guíe el caminar de nuestra orden: Alguien capaz de soñar sin que los sueños lo dominen, que pueda forzar su corazón, nervios y tendones a cumplir con sus objetivos, que pueda hablarle a las masas sin perder su virtud y llenar el implacable minuto con sesenta segundos de diligente labor. - Rudyard Kipling. Es tiempo de aceptar que los líderes obedecen al contexto y el nuestro ya no es el mismo, de escuchar el llamado de la historia que nos grita ferozmente que es tiempo de dejarla atrás y construir porvenir; es tiempo de decidir transformar nuestra institución a lo que los nuevos tiempos exigen, sin perder su esencia; o verla agonizar lentamente en nuestros brazos. En conclusión, es tiempo hermanos...
G. Smester,
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Or∴ de la República Dominicana