Revista Cultura y Ocio

Es hora de pasar a la acción

Publicado el 20 julio 2012 por Mariocrespo @1MarioCrespo
Ante la inminente ruptura del pacto socialdemócrata y por la creación de un fondo de estabilidad social que comparta importancia con el fondo de estabilidad financiera, pasemos a la acción y cambiemos el modelo que nos ha conducido a esto.
Parece que la ciudadanía española por fin se ha dado cuenta de que la batalla no ha de ser entre nosotros, los ciudadanos, sino contra ellos, los dirigentes, y que ha llegado momento de movilizarse. Ni siquiera se requiere, como suele ser habitual en estos casos, el uso de la violencia. Tan solo necesitamos un poco de organización (canalizada a través de alguna plataforma ciudadana), la colaboración de los funcionarios de las fuerzas y cuerpos del estado y la cooperación de toda la ciudadanía implicada en esta represión financiera; es decir, el 99% de la ciudadanía. 
Se trata de expulsar de la cámara a todos los políticos responsables de esta situación (o sea, a, prácticamente, todos los políticos), querellarse contra ellos, dejarlos en manos de la justicia y generar un vacío de poder que obligue a reaccionar a las instituciones europeas. Ante el peligro que esto último entraña, propongo dejar el país en manos de una gestora extranjera, un grupo de tecnócratas que gobierne provisionalmente hasta que se aplique una especie de New Deal (creado con dinero del fondo europeo de rescate) que le devuelva a esta sociedad los derechos básicos adquiridos en el pasado con esfuerzo y la sangre de las generaciones anteriores. Si Europa cuenta con cantidades astronómicas para rescatar el sistema financiero, ha de quedar algo, aunque sean las migajas, para rescatar las políticas sociales en las que se basaba la política europea desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. 
Después del cambio de poder, cuando a la economía de mercado le pongan un bozal y las políticas sociales reactiven la economía y el consumo, llegará el momento de refundar la democracia. Este país se muere porque sus instituciones, camufladas tras las reformas de fachadas pagadas con dinero alemán que ahora nos reclaman con intereses, han quedado tan obsoletas como sus dirigentes. Este país necesita una nueva Constitución, un nuevo Poder Judicial que sea totalmente independiente, una repartición del estado más eficiente y, sobre todo, una purga política que implique la refundación de los partidos y los sindicatos a fin de conseguir una democracia participativa en la que los políticos sean representantes de los ciudadanos en la cámara en vez de sinvergüenzas profesionales dispuestos a arruinarnos por unas dádivas.
Aunque todas estas ideas parezcan utópicas, la fuerza de un pueblo es la fuerza de la verdadera democracia; si no actuamos ahora, la tesitura de pagar deuda adquiriendo deuda, nos llevará a un pozo aún más profundo que el que ahora nos asfixia, y será tarde para hacer nada. 
Trabajemos juntos, unamos nuestras fuerzas, organicémonos, ¡somos el pueblo!

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