Revista Coaching

“Es importante tener una identidad fluída, que nos permita adaptarnos, cambiar de opinión y no quedar aferrados al pasado”

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

La decisión final se basó en la compatibilidad interpersonal, en cómo me sentía con las personas con las que trabajaría, tanto mi equipo como yo. Aunque teníamos opciones que eran igual de buenas o incluso mejores desde el punto de vista económico, sentí que no compartíamos la misma filosofía o que las diferencias culturales eran demasiado grandes.

Ya estaba en contacto con los fundadores de Globant y había desarrollado una relación de respeto y confianza con ellos. Admiro mucho lo que han logrado y confío plenamente en ellos. De hecho, decidí continuar trabajando en la empresa porque me siento muy cómodo. Teníamos la convicción de que GeneXus necesitaba dar un salto hacia un nivel superior, que contábamos con la tecnología necesaria, pero teníamos que mantener nuestra independencia, lo cual era bastante complejo.

Para llevar a cabo este crecimiento, necesitábamos captar más capital. Durante las discusiones sobre cómo obtener ese capital, llegamos a la conclusión de que la mejor opción era fusionarnos directamente con una gran compañía. Las otras alternativas, como levantar capital o ceder parte del equity, eran más arriesgadas y podrían comprometer la empresa, especialmente en términos tecnológicos, algo que queríamos evitar.

Cualquier proceso de due diligence es increíblemente burocrático, pero nuevamente, la confianza fue un factor clave. Abordamos todo el proceso con la mentalidad de "queremos llegar a un acuerdo". No puedo ni imaginar lo que deben ser los takeovers hostiles, donde alguien llega y compra una empresa casi a la fuerza, como la compra de Twitter. Nuestra experiencia fue muy amigable.

TENÉS UNA VISIÓN POSITIVA DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL, Y HAS DICHO QUE LOS HUMANOS TENDRÁN MÁS TRABAJO QUE HOY, PERO EN ROLES DISTINTOS. ¿POR QUÉ?

Creo que los ingenieros hemos caído en la trampa de exagerar al llamarlo "inteligencia artificial". El propio nombre sugiere la idea de un cerebro artificial, algo que los ingenieros estamos lejos de poder crear. Si bien somos capaces de desarrollar órganos artificiales como riñones, corazones y pulmones, no tenemos los conocimientos para recrear el cerebro humano, ni el de un pollo.

Estamos muy lejos de desarrollar una máquina con capacidades intelectuales cognitivas comparables a las de un humano, y hay una exageración enorme en torno a eso. Lo que está sucediendo, sin embargo, es un cambio significativo: hemos creado una máquina llamada Large Language Model que puede escribir y leer de manera excepcional. Pero es clave entender que esta máquina no entiende nada; simplemente trabaja con un árbol de probabilidades basado en la lectura de dos millones de libros para determinar la probabilidad de la siguiente palabra.

La verdadera revolución está en cómo interactuamos con las máquinas. Hasta ahora, utilizábamos un mouse, escribíamos y navegábamos por menús, pero ahora vamos a hablarle. Es un cambio de paradigma muy grande. Sin embargo, es importante destacar que del otro lado de esta interacción no hay una entidad inteligente; todas nuestras cualidades humanas siguen siendo nuestras, siguen siendo valiosas y, sobre todo, más relevantes que nunca.

Ahora algunas tareas que solíamos hacer los humanos están desapareciendo. Por ejemplo, en Uruguay, cuando pasabas por un peaje, había una persona que te entregaba un ticket, pero esto ya no sucede. Esa persona con un cerebro poderoso realizaba la misma tarea monótona todo el día sin necesidad de tomar decisiones, ya que el ticket siempre era el mismo y tenía un costo fijo. No implicaba ninguna actividad intelectual o físicamente interesante. Desde esa perspectiva, era una tarea bastante agotadora, totalmente inhumana. En este sentido, creo que estas tareas irán desapareciendo, dejando espacio para aquellas que son más humanas.

En el futuro, tendrán más relevancia los soft skills: la empatía, la capacidad de razonamiento, la inventiva y la creatividad. Para ilustrarlo con un ejemplo concreto, no espero que la inteligencia artificial haga diagnósticos médicos, al menos por un buen tiempo. Lo que sí espero es que la inteligencia artificial nos ayude a comprender el diagnóstico de un médico. Cuando un médico presenta un diagnóstico, usa un lenguaje muy técnico, con términos específicos que pueden ser incomprensibles para el paciente. En este sentido, la inteligencia artificial nos va a ayudar a entender el significado del diagnóstico médico, pero es fundamental destacar que el diagnóstico en sí sigue siendo responsabilidad del médico.

Toda herramienta cambia nuestra forma de pensar. Pero esta discusión no es nueva; Sócrates se metió en un lío tremendo al afirmar que las nuevas tecnologías alteraban la forma de pensar. De hecho, nunca escribió un libro, y su razón era que creía que escribir disminuía la memoria. Su argumento era que aquellos que escribían tenían una capacidad de memoria reducida, lo cual es cierto. Quienes no saben leer ni escribir tienden a tener una memoria mejor, porque tienen que recordar la información de manera más detallada. Nuestro cerebro, sin embargo, es lo suficientemente adaptable y plástico como para ajustarse a las demandas de las nuevas tecnologías. En otras palabras, aunque estas tecnologías seguramente nos cambien, nuestro cerebro tiene la flexibilidad necesaria para adaptarse.

Fuente: https://www.hacerempresa.uy/es-importante-tener-una-identidad-fluida-que-nos-permita-adaptarnos-cambiar-de-opinion-y-no-quedar-aferrados-al-pasado/


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