Esta semana Amadeu Altafaj, portavoz de la UE, español por cierto, decía que comprar la deuda de los países con problemas era darle paracetamol a un enfermo sin curarle su enfermedad.
Coincido con él. El problema no es la deuda, sino la credibilidad del emisor respecto a su capacidad de devolverla y de no seguir incrementando el porcentaje de su deuda respecto a sus ingresos (su PIB). Ese es el gran reto de España y los países en crisis del sur de Europa.