Revista Educación

Es la economía, estúpido

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Es la economía, estúpido

Tras los resultados de las elecciones andaluzas, muchos analistas se han lanzado a especular con las razones de la mayoría absoluta lograda por el PP. Que si la desunión de las izquierdas, que si el PSOE, que si los medios de comunicación... pero, como ocurre con la navaja de Ockham, casi siempre la explicación más sencilla es la más probable. Y esa explicación sencilla, para mí, es la economía.

Inflación galopante, precios de la gasolina y gasoil subiendo sin parar, productos básicos cada vez más caros, alquileres por las nubes, servicios públicos cada vez más precarios, etc. Es cierto que el Gobierno Central PSOE - Unidas Podemos ha creado medidas destinadas a mejorar la vida de la gente (probablemente más que cualquier otro gobierno de las últimas décadas): ERTE para evitar despidos masivos y cierre de empresas durante la pandemia, Ingreso mínimo vital para los más desfavorecidos, subida del salario mínimo interprofesional a 1 000 euros, desaparición de los contratos de obra y servicios e impulso a la contratación fija, ayudas para el alquiler, topes al precio del gas para bajar la factura de la luz, descuento para paliar la subida de los carburantes, derecho a prestación por desempleo para empleadas de hogar, etc.

¿Cuál es el problema entonces? Pues que la mayoría de esas medidas, aunque buenas y acertadas, están siendo claramente insuficientes. Algunas, como el IMV, por la burocracia que impide que mucha gente con derecho a acceder a la ayuda puedan cobrarla, otras porque la inflación ha absorbido (y aún queda) todos los beneficios que pudieran tener para el ciudadano; se han quedado en simples parches. Y el Gobierno Central (sobre todo el PSOE, todo hay que decirlo, que no hace más que poner palos en las ruedas a las propuestas más valientes de Unidas Podemos) sigue con su política conservadora sin arriesgarse a ser más intervencionista. La situación, hoy, está para intervenir directamente los precios máximos de los carburantes y de los alquileres, para incluir por ley clausulas salariales contra la inflación que vayan paliando la pérdida de poder adquisitivo de los españoles, regular los alquileres, incluir un impuesto a los ricos que ayude a financiar más y mejor los servicios públicos e, incluso si me apuran, una renta básica universal que complemente los ingresos de todos los españoles y colabore a mantener el nivel de consumo, al menos hasta que pase lo peor de la inflación.

Todos estos problemas afectan a todas las comunidades, si bien es cierto que a unas más que a otras. Y aunque en Andalucía estamos hablando de unas elecciones autonómicas, no podemos dar la espalda al hecho incuestionable del cansancio y la pérdida de confianza de la ciudadanía con los partidos PSOE y UP, a los que culpan (con razón) de sus problemas económicos y de no actuar como debería hacerlo un gobierno de izquierdas. La situación perfecta para dar un voto de castigo votando en masa al Partido Popular. No importan los nacionalismos ni las idiosincrasias cuando hay unos problemas globales que nos afectan a todos.

Vayámonos preparando pues para las próximas elecciones generales. Mi lógica me dice que, cuando un gobierno supuestamente de izquierdas falla al proteger a los ciudadanos, estos deberían hacerse aún más de izquierdas; radicalizarse y exigir al gobierno más valentía, más intervención, más coraje. Pero cuando el miedo gana la lógica pierde. Estando el PSOE en modo centro-derecha, la cosa pinta mal, muy mal. Y si en 2023 ganan PP y Vox, la cosa estará aún peor. Necesitamos protestar, demandar, exigir más políticas de izquierdas o nos arriesgamos a perder mucho de lo que hemos conquistado, a nivel económico y social.


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