Revista Historia
Que Rodrigo Rato goce de plena libertad a pesar de las imputaciones a las que tiene que hacer frente provoca perplejidad e inmediatamente indignación. Muchas son las pruebas en su contra que Rato puede manipular o hacer desaparecer y muchos los compinches a los que puede exigir un trato de favor hasta que todos sus problemas con la justicia queden solucionados con alguna multa, que es lo que sucederá. Sin embargo Rato se queja de que los saldos de sus cuentas corrientes y su patrimonio estén judicialmente embargados y de que permanezcan así hasta que no deposite la fianza de 18.000.000,00 de euros exigida por el juez, fianza confirmada por la Audiencia Provincial de Madrid, calificándola como adecuada y razonable en base a la existencia de “datos suficientes” que indican que Rato pudo cometer varios delitos fiscales y otro de blanqueo de dinero. Por otro lado andan por los juzgados sus imputaciones relacionadas con la salida a bolsa de Bankia y las "tarjetas black". Por el asunto de las "black" Rato depósito una fianza de 3 millones de euros, por el asunto de Bankia fue ella misma quien en nombre de Rato hizo el depósito.
Gracias a que Rato no está en prisión provisional no ha tenido ningún problema en reunirse con quien le ha apetecido, gracias a la prensa sabemos que lo ha hecho con el ministro del Interior pero de los demás contactos, que a buen seguro habrá mantenido, nada sabemos. De lo hablado en la reunión entre Rato y el ministro nada sabemos ni nada sabremos, aunque conviene resaltar que dicha reunión se produce cuando aún se estaba dirimiendo cuál iba a ser la instancia competente para llevar a cabo la investigación, que finalmente ha recaído en la Audiencia al haber apreciado la Agencia Tributaria, la Fiscalía y el juez indicios de un delito de blanqueo de capitales cometido en el extranjero.
El Partido Popular y el presidente del Gobierno callan y nos remiten a todos a la comparecencia forzada que al parecer va a efectuar el ministro Fernández Diaz en el Congreso el próximo viernes día 14, unas explicaciones que nos llegarán 15 días después de haberse celebrado la reunión entre ambos amigos y compañeros de partido y que desde luego estarán suficientemente preparadas entre las partes implicadas. Tan preparadas que hasta Rajoy ya nos ha avisado que de las declaraciones de su ministro no se va a desprender nada en particular diferente a lo que ya nos han contado, vamos que en la reunión mantenida en la misma sede del Ministerio por "transparencia" sólo se trataron "asuntos personales" y que el ministro aceptó recibir a Rato con la "condición" de no abordar su situación procesal, es decir que los españoles somo todos idiotas, incluido Rato.
El hecho cierto de que un miembro del Gobierno se reúna en privado con un presunto delincuente ya de por si es suficiente motivo para que Rajoy hubiera cesado al ministro de forma fulminante, si no lo ha hecho ha sido a causa de que Rajoy puede que conociese la reunión y que además la autorizase.
Ni Congreso, ni Senado, ni gaitas, lo que debería hacer el juez a la vista de estas maniobras entre el Partido Popular, el Gobierno y Rato es meter a Rato en la cárcel para evitar que destruya pruebas y chantajee voluntades, además de exigir al ministro de Interior una declaración en sede judicial de lo tratado en la reunión. Si no se hace así, pues eso, que el asunto de Rato y Fernández Diaz es exactamente lo que parece, una burla a la justicia y a todos los que estamos seguros de que dos y dos son cuatro.
Benito Sacaluga