Además a Marion, exponente irresistible del chic francés, le han colocado una peluca setentera y le han restado todo su encanto. La han convertido en otra persona y no parece ella. ¿Qué sentido tiene contratar a alguien por una determinada imagen que se supone encaja con la firma que representa, si al final aparece convertida en alguien diferente? Y además, otro caso más de photoshop como venimos denunciando últimamente.
