Con Rashomon me vi obligado a descubrir otro desafortunado aspecto de la personalidad humana. Esto ocurrió cuando Rashomon fue televisado por primera vez hace unos años. La retransmisión iba acompañada de una entrevista con el presidente de Daiei. No pude dar crédito a lo que oí.
Este hombre , después de haber mostrado tanto disgusto por el proyecto al principio de la producción, después de quejarse una vez acabada la película de que era “incomprensible”, y después de degradar al ejecutivo de la compañía y al productor por habernos dado facilitades, ¡estaba ahora dando orgullosamente una explicación completa y exclusivista de su éxito! Elogió cómo por primera vez en la historia del cine se había dirigido una cámara directamente al sol. Ni una sola vez en todo el discurso citó mi nombre, ni el del cámara que lo había conseguido, Miyagawa Kazuo.
Al escuchar la entrevista tuve la sensación de volver a Rashomon nuevamente. Fue como si las patéticas ilusiones del ego, todos esos fallos humanos que yo había intentado retratar en la película, fuesen mostradas en la vida real. La verdad es que tenemos una dificultad inmensa en hablar de nosotros mismos tal y como somos.
Me hizo recordar una vez más que el animal humano sufre del instinto del engrandecimiento.
Pero no estoy en posición de criticar a ese presidente de la compañía. He llegado hasta aquí con esta especie de autobiografía, pero yo dudo que haya sido capaz de lograr una completa sinceridad en la descripción que de mí he hecho en estas páginas. Supongo que he dejado de lado mis características más abominables, y más o menos he embellecido el resto. En cualquier caso, me siento incapaz de seguir poniendo bolígrafo y papel de buena fe. Rashomon fue mi puerta de entrada al mundo del cine internacional, pero como autobiógrafo me es imposible atravesar la puerta de Rashomon y continuar al resto de mi vida. Quizá algún día pueda hacerlo.
Debo finalizar aquí. Yo hago películas; las películas son mi médium real. Creo que para saber lo que me ocurrió después de Rashomon, el procedimiento más razonable sería buscarme en los personajes de las películas que hice después. El ser humano es incapaz de hablar de sí mismo con total honestidad, pero es mucho más difícil eludir la verdad fingiendo ser otro. A menudo con esta postura se revela mucho sobre uno mismo de una manera muy directa. Yo estoy seguro de que así lo he hecho. No hay nada que diga más sobre un creador que el propio trabajo que realiza.
Akira Kurosawa
Autobiografía
Película: Rashomon
Akira Kurosawa