Mi madre decía que me crecería el pecho cuando me hiciera mayor y luego que me crecería cuando fuera madre, pero no, yo debí ser la excepción a esa regla que tantas madres nos han ido contando... Durante el embarazo tuve la esperanza de que creciera pero nada, no hubo forma. Creció un poco, en las primeras semanas, de manera que pronto me sentí incómoda con mis sujetadores normales pero poco más de una talla, nada del otro mundo.
Así que llegué al momento clave, ese momento en el que hay que poner al bebé al pecho por primera vez, con unas tetillas que eran poco más que la muestra. Yo, que había empollado sobre lactancia materna muchísimo, me dije a mi misma, a modo de mantra, que para dar el pecho no hacía falta tener cantidad, que el tamaño no importaba en absoluto.
Pero aún a día de hoy tengo dudas de la veracidad de esa afirmación. Tengo claro que para tener leche no hace falta tener un gran pecho porque, de hecho, yo tuve leche y eso aún a pesar de lo mal que mamaba el niño. Lo que no creo es que no sea un obstáculo, y grande, para dar de mamar.
Cuando tuve que poner al niño al pecho, yo estaba con un dolor post cesárea que me subía por las paredes. Ninguna postura me venía bien. Probablemente la mejor postura para mi hubiera sido tumbada en la cama pero aquí el tamaño fue un gran problema. Yo, si me tumbo, directamente no tengo nada, tabla de planchar. Y con una tabla de planchar no hay nada que el niño se pueda meter a la boca. Para que el bebito pudiera tener chicha que agarrar yo tenía que estar completamente incorporada y, además, aplastar la tetilla para hacer más bulto. En aquellos días creo que me aplastaron las tetillas todos los que pasaban por allí, con la buena intención de conseguir un mejor agarre, pero no hubo manera.
Por otro lado, hay algo que me llama muchísimo la atención: no veo a madres lactantes con poco pecho. Allá donde voy veo mamás con unos pechos que ya los quisiera yo para mi, todos grandes, algunos incluso enormes, pero ninguna con mi nivel de planchamiento. Y no hay más que ver todas las fotos que se ven por ahí de bebés mamando, ¡qué poderío!. ¿Por qué no me he encontrado a nadie como yo? ¿No es raro raro raro?.
A lo mejor son tonterías mías pero yo creo que sí que es un problema adicional que tenemos las mujeres que estamos tan mal surtidas de delantera. ¡Qué mal reparto hizo la naturaleza conmigo!.