Revista Opinión

Es más fácil (Palabras de un no Masón)

Publicado el 29 agosto 2015 por Habitalia
Es más fácil (Palabras de un no Masón)

Jesús Terrés

Es más fácil el camino fácil. No devolver las llamadas (para qué) no levantar la cabeza ni responder a ese saludo inoportuno. No ceder tu asiento (¿cuándo dejamos de hacerlo?) ni aguantar la puerta para que pase la persona que viene detrás o alguien de mayor edad que puede necesitar ayuda, ¿para qué? Ya se apañará él, yo tengo prisa. A mí no me la ha abierto nadie.

Es más fácil mirar hacia otro lado (cuando hay un problema) refugiarse en el "es culpa de los demás" y resignarse a la verdad de la mayoría. No dejar propina, trampear un puñado de euros al fisco (total, lo hace todo el mundo...) y no ser fiel (hasta el final) a la palabra dada, cuando es lo único que de verdad tienes. Es más fácil no tener grabada en la piel aquella verdad inmensa de Winston Churchill: "Las palabras son las pocas cosas que duran siempre".

Es más fácil no salir de casa, no viajar (ni perderse) ni mucho menos enfrentarte al mundo -que es hacerlo contigo mismo- no hacerte más preguntas de las necesarias; caer en el ridículo "como en casa en ningún sitio". Es más fácil buscar excusas (el dinero, el tiempo, las decepciones y las fatigas) para no comprar ese billete. No es fácil viajar ligero. Emborracharse de vida. Descubrir (no es fácil) que no está todo dicho, que quedan islas por conquistar. Hay un mundo ahí fuera pleno de cofres del tesoro; rebosante de secretos, liturgias, amigos, ternuras y afecto.

Es más fácil aferrarse al discurso hueco del dinero. El discurso (tan triste, tan pobre en el fondo) del más es más; ese "todo vale" de a quien sólo le vale llegar primero y gritarlo al mundo. Es más fácil medrar pisando, cargar las trampas y poner todas las fichas en la casilla de la ambición. Es más fácil pensar que no estás sólo, y refugiarte en cualquier cosa (la ley, la iglesia, un partido político o la comunidad de vecinos) que no sea tu conciencia, cuando debería ser tu juez más severo. Es más fácil estar aquí de paso, y no saber (ni querer saberlo) a dónde vas.

Es más fácil rendirse a lo fácil y olvidar aquel sagrado verso: "El amor nunca trae nada bueno, el amor siempre trae algo mejor".
Pero no lo voy a hacer.

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