Revista Filosofía

Es mejor entender la realidad que continuar creyendo fantasías tranquilizadoras

Por Bayo
El ser humano, historia, religión y ciencia (2006)«A la luz y peso de toda evidencia científica que avala la teoría de la evolución, el Papa Juan Pablo II en nombre de la iglesia católica la acepta como si fuera algo más que solo una hipótesis, el día 24 de octubre de 1996. Expresando que esta teoría no entra en conflicto con la doctrina católica ya que: “La evolución física del hombre y las otras especies es ya más que una sola hipótesis. Es ciertamente destacable que esta hipótesis se haya enraizado progresivamente en la mente de los investigadores, luego de una serie de descubrimientos en diferentes esferas del conocimiento. La convergencia no ha sido buscada ni provocada por los diferentes resultados de estudio llevados a cabo con independencia entre unos y otros, lo que constituye en sí mismo un importante argumento a favor de la teoría.
Con el término de ambos antropocentrismos, el biológico y el cosmológico, al ubicarlo en su real dimensión, y desde ese momento debe comenzar a ver con humildad su verdadera situación en el concierto cósmico. Yo creo que este es el motivo por el cual muchas religiones se resisten aceptar los hechos.
La derrota de la vieja ortodoxia fue posible gracias a que la ciencia es una estructura mucho más flexible, que se autocorrige y porque la observación, la experimentación y el razonamiento ofrecen una visión más exacta y detallada del universo.
Se dice que la ciencia le quita el romanticismo a las cosas, al desentrañar sus secretos, como si no hubiera belleza al comprender el cómo funcionan realmente las cosas. No es bello y estimulante el solo hecho de querer saber ¿cómo produce el sol su energía? y ¿cómo esta energía nos da la vida?, o el conocer el maravilloso proceso de ¿cómo se hace y nace un ser humano? El conocimiento es preferible a la ignorancia, es mejor comprender la realidad que continuar creyendo en fantasías que nos tranquilizan. Es cierto que las tres preguntas fundamentales de la cosmología, que son: composición, organización y destino final del universo, aún no pueden ser explicados satisfactoria y claramente, pero la ignorancia solo implica ignorancia y llamarla Dios siempre ha sido prematuro hasta ahora. La complejidad del universo y nuestra incapacidad para explicarlo en su totalidad no es, en sí mismo, un argumento que demuestre la existencia de un creador».
El ser humano, historia, religión y ciencia (2006)
[Extracto del libro escrito por Fernando A. Frías González]
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