Llevamos una buena temporada en que nos están llegando unas noticias tanto de Irak como de Siria terribles. Lo más terrible de todo esto es que las noticias no llegan ahora sólo como noticias en si, llegan también con imágenes. Hemos podido ver vídeos de lo más terribles que nadie pueda imaginar, o que por lo menos yo hubiera podido imaginar hasta este momento. Decapitaciones, asesinatos de niños, las matanzas y las formas más terribles de asesinato que yo nunca haya podido imaginar he tenido la oportunidad no ya de imaginarlas, ahora también de verlas.
Son imágenes tan sumamente terribles que han conseguido inmunizarme contra ellas, ha sido entonces, cuando yo me he dado cuenta que era inmune ya a esas imágenes cuando he decidido dejar de verlas. Me ha asustado mi inmunidad, me ha parecido terrible que yo mismo haya sido capaz de asimilar esas imágenes de tal forma dentro de mi que ya consiguiera verlas sin taparme los ojos o sin poner continuas muecas en mi cara, me he sentido mal.
Hay gente que dice que el ver esas imágenes es absolutamente necesario para que nos demos cuenta de lo que está sucediendo, para que seamos plenamente conscientes de lo terrible que es esa gente que está perpetrando esas barbaridades, el Estado Islámico. Yo hace un tiempo podría haber estado de acuerdo con la gente que defendía esas tesis, pero ahora me he dado cuenta que no, que yo estaba equivocado y por dos motivos principales.
Si yo leo en la prensa las atrocidades que esta gente comete, con la simple lectura ya puedo imaginarme que son terribles. Ver también esas imágenes en vídeo me parece como recrearme en la crueldad, como el frenazo que pegas a tu coche cuando pasas al lado de un accidente y ves a la Guardia Civil y algún cuerpo cubierto por una manta, parece que nos recreamos en el morbo, es terrible. No me hace falta ver en imágenes todas las noticias terribles que hay para darme cuenta de lo terribles que son.
En segundo lugar, y para mi lo más importante, porque lo que quieren esos asesinos es precisamente eso, que veamos los vídeos de sus matanzas. No nos estamos dando cuenta, pero viendo esos vídeos estamos provocando probablemente muchas más muertes y muchos más vídeos. Los asesinos quieren tres cosas: matar, publicidad y causar el terror de quien ve esos vídeos. Nosotros les estamos siguiendo el juego, consciente o inconscientemente, pero lo estamos haciendo, les estamos facilitando su trabajo y les estamos dando alas a sus propósitos y yo me niego. Si nos damos cuenta esos vídeos comenzaron como algo esporádico y ahora son de lo más habituales, todas las semanas tenemos uno o dos vídeos de esos. Yo no soy nadie ni para dar órdenes ni para dar consejos, pero si mi opinión sirve de algo no vean esos vídeos, no demos alas a los asesinos. Ellos graban sus matanzas en vídeo para que las veamos, si lo hacen por algo será, si vemos esos vídeos ya estamos cayendo en su trampa.