Hace unos días me encontré en el metro con una antigua amiga. Pasan los años y cuando me la encuentro da la sensación que hace el esfuerzo para no mirarte a la cara. Me sentí incomoda. Percibí que era como si no respirara, como si encontrase conmigo le cortara el aire. Y yo en cambio, estaba normal, estaba leyendo mis mensajes por el móvil, sonriendo y riéndome. Al principio, me sentí mal porque había un ambiente incomodo. Después ya me despreocupé. No importaba. Porque a día de hoy hasta casi se me ha olvidado de porque se enfadó o porque nos enfadamos.
Voy aprovechar esta publicación a escribirla ella:
A pesar del daño causado o la molestia que pude causar, creo que no merezco la situación de la otra vez. No sé si merezco ser perdonada o no. Pero creo que fui alguien cercano y tampoco es plato de buen gusto, encontrarte con esa persona de vez en cuando, y ver que aún no ha olvidado. Yo no sé si el perdón vale la pena o no. Pero, a mi también me hizo daño y decidí olvidar y no guardar rencor, un veneno que no hace nada bien, pero eso no significa que tengamos que volver a ser amigas como antes. Pero si esa persona ha día de hoy sigue así, debería pensar que todos cometemos errores, o nos equivocamos. Y la verdad en este caso creo que es hora de que esa persona, perdone y olvide. Primero porque si perdonas te liberas de sentimientos negativos que están en el interior. Y claramente, yo ni tengo esa clase de rencor ni de sentimientos malos hacia ella.
No quiero ser amigas del alma, pero al menos no tengo porque aguantar o notar como si estaría cogiendo el aire, haciendo el esfuerzo por no mirarme tan siquiera. No hace falta que se esfuerce, ni tengo porque sentirme que molesta, por estar cara a cara. El otro día se notó que aún queda odio, enfado y que no ha perdonado.
Me da pena, por ella misma. Seguramente durante ese pequeño trayecto en el metro sufrió, y esta sentiría incomoda. Pero lamentablemente no puedo decir yo lo mismo. Yo me sentía como una persona normal que se sienta en al asiento del metro. Aquel día pude ver cómo era ella, la que se quemaba por dentro primero.
Es triste que después de tantos años siga con ese resquemor, y con las balas cargadas, y que no quiera sanarse. Yo doy gracias porque ya perdoné, y ya olvidé. No guardo absolutamente nada de rencor ni nada malo hacia ella. Por eso actué de forma normal, no necesité coger el aire y aguantarme, como hizo ella. Dicen que el tiempo sana las heridas. Hay gente que no sabe sanar o ni lo intenta.
Y la verdad es que no somos seres perfectos y todos nos equivocamos. Sinceramente no creo que hiciera tanto como para odiarme así. Y no debería de ser tan dura.
Creo que el perdón beneficia no solo a la otra persona sino también a ella misma, y debería deshacerse de esa carga pesada que lo único que hace es dañar.