Es frecuente, que, dentro de la consulta, se formule esta pregunta. Existen muchos mitos al respecto de la familia.
Querer separarse de un miembro de la familia, por las razones que sean, puede vivirse de muchas formas, tantas como personas. Si bien es cierto, que existe, una gran presión social, ante decisiones que impliquen romper o cambiar lazos familiares.
¿Me dirá mi psicólogo/a que decisiones tomar?
Esta presión se hace especialmente patente, cuando la persona decide no tener contacto con la familia más cercana, padre/s, madre/s, hermanos.
Separarse de un miembro de la familia, es un proceso complejo y que generalmente conlleva, formularse muchas preguntas, autocuestionamientos, exponerse a los juicios sociales y en definitiva sentir angustia por equivocarse.
La aparición de un problema de relación familiar
Nacemos dentro de una estructura familiar, que se ocupa de nosotros, dotándonos poco a poco de la independencia suficiente, como para poder valernos por nosotros mismos.
Sin embargo, ya sea, cuando somos pequeños o siendo adultos, nuestra familia, como cualquier otra relación, puede generar vínculos, que terminen por ser perjudiciales para nosotros.
Si estos vínculos, interfieren sobre nuestra vida, nos puede llevar a plantearnos, el mantenimiento de los mismos, o más bien la modificación de estos, dependiendo del caso.
El tabú hacia los problemas familiares
La idea de que un familiar, no puede generar daño en nosotros, puede ser muy dañina, ya que, cuando este daño se produce, la persona puede sentirse muy vulnerable.
Si no se difunde, que es algo que puede suceder, cuando ocurre, puede llevar a que la persona que así lo recibe, se sienta culpable o sienta malestar por no sentirse bien, en un determinado vínculo familiar.
El momento vital en el que se produce el problema familiar
El momento vital, en el que se produce un problema de relación con un familiar, condiciona la independencia para tomar decisiones, así como la capacidad para asimilar los cambios que puedan darse.
Un problema durante la infancia, puede ser muy complicado de resolver para el niño o la niña que lo esté viviendo. En ese momento vital, su capacidad para decidir sobre el vínculo, es escasa, por lo que va a depender de otro familiar adulto o de una persona externa a la familia que se dé cuenta de que se está dando un problema.
La gravedad del problema, un asunto peliagudo
Hay situaciones dramáticas y especialmente sensibles, como el abuso sexual o maltrato físico/ psicológico. Problemas en los que seguramente estaremos de acuerdo, en calificar de extremadamente graves.
Sin embargo, existen multitud de problemas familiares, que pueden generar daño en los niños/as o adolescentes. En muchos de ellos, las decisiones a tomar pueden ser muy complicadas.
Si el problema familiar, se da cuando la persona es adulta y tiene una capacidad para independizarse de la estructura familiar, las decisiones, aunque igual de difíciles, pueden darse con mayor autonomía.
La presión familiar y social, como vas a dejar de tener contacto con…
Cuando una persona, decide separase de un familiar o un conjunto familiar, debido a un daño percibido a través del vínculo, puede verse enfrentado a la pared social.
Es posible, que sus amigos/as o la propia familia, le digan algo así como; “pero como vas a dejar de tener contacto con él, al fin y al cabo, es tu madre…es tu padre…”
Esto puede representar un obstáculo, a la ya de por si complicada decisión de establecer una separación respecto a un familiar.
El sentimiento de culpa, puede de esta forma acentuarse por el juicio social, ya que, una decisión, que seguramente haya sido difícil y dolorosa, se ve juzgada, desde fuera.
Por ello, es tan importante derribar el mito, del familiar, como elemento fijo, en la vida de una persona.
La complejidad de los vínculos y la dificultad para cerrar una decisión
No siempre, se tiene claro como cambiar una relación familiar, para que deje de generar daño. En muchas ocasiones, es posible, que la opción más adecuada, no sea, romper el vínculo, sino modificarlo.
De esta forma, el vínculo puede configurarse de tal forma, que deje de resultar doloroso, quizás, haya que cambiar la forma en que se establece la comunicación, la frecuencia de la misma, la implicación con la otra persona…
Sin embargo, en ocasiones, puede ser muy difícil dar con la combinación idónea, ya que determinadas relaciones pueden llegar a generar dolor y emociones agradables a partes iguales, de forma que, en ocasiones, a las personas les queda únicamente la solución del no contacto.
Errores de comunicación en familia
Para concluir
Es muy necesario, normalizar el hecho de que los familiares, como cualquier persona, pueden implicarnos en vínculos generadores de daño.
De la misma forma, como en todo vínculo generador de daño, es necesario que las personas sean validadas, ante la difícil decisión de romper o cambiar el vínculo con un familiar.
La dotación de recursos, la validación de la decisión y el apoyo a esta, especialmente, en situaciones de vulnerabilidad extra como la infancia y la adolescencia, se convierten en un aspecto esencial del apoyo a las personas.
En síntesis, poder tomar decisiones respecto a los vínculos familiares, puede determinar un cambio muy significativo en la vida de una persona.