Dicen que los suyos, más que conciertos, son auténticas epifanías. Que se producen apariciones de los espíritus errantes de viejos cuatreros del Far West. Otros afirman que tras presenciar uno de sus conciertos se convirtieron a su fe marchando a vivir al desierto, donde coleccionan cascabeles de serpiente. Y hay quienes ya sólo visten cazadoras con flecos y botas de tacón cubano, además de mascar tabaco. Yo digo que todos están locos, pero que no les falta razón: un concierto de Arizona Baby es una experiencia que conviene vivir. Por una vez el coyote atrapa al maldito correcaminos.
Dos de estos conversos a la fe de la banda creada en Valladolid pero con la mente en el Gran Cañón del Colorado son Carlos Galán, el capo de Subterfuge Records, y Chema Rey, el conocido locutor de Radio 3 y reconocido disc-jockey de rock y pop. El primero entró a su camerino antes de los bises, sacó su revólver, escupió en el suelo y les arrojó un contrato sobre la funda de la guitarra. El segundo sintió los espejismos que se infieren de sus canciones, se colocó una casaca de indio navajo, empezó a pincharlos hasta la saciedad y, cómo sería la fiebre, que ha acabado convertido en su mánager.
¿Cómo es posible semejante catarsis haciendo rock acústico con dos guitarras y una semibatería? Porque ojo, lo de Arizona Baby -nada que ver con el filme de los hermanos Cohen, de hecho el título original de la película es 'Raising Arizona'- es rock, no folk, ni americana ni vainas neocountry. Son dos guitarras acústicas pero muerden como serpientes. El propio Rey afirma que son «canciones que disparan primero y preguntan después». Bueno, yo es que creo que ni preguntan.
Músicos con alias El trío formado por Javier Vielba (voz, guitarra acústica), alias Arizona 1, alias 'El predicador de la pradera'; Rubén Marrón (guitarra acústica), alias Arizona 2, alias 'El hombre tranquilo'; y Marcos Úbeda (semibatería, segunda voz), alias Arizona 3, alias 'El espíritu disidente', tiene dos álbumes publicados. El primero, 'Songs to sing along' (2005), fue una autoedición cuya difusión fue creciendo lenta pero progresivamente según el grupo iba ofreciendo conciertos. El segundo es 'Second to none' (2009), producido por Paco Loco y publicado por Subterfuge. Este último incluye los temas 'Shiralee' y 'Dirge', ambos con videoclip.
Ambos discos tienen su encanto y el segundo hasta algo parecido a buen sonido, pero nada comparable a sus directos, pura fiebre del oro acústica en donde la comunicación entre banda y público es directísima. El Predicador se atusa su larga barba y va captando fieles con su apabullante energía, de manera que antes de mediado el show la comunión suele ser absoluta. Otro bourbon, camarero. De hecho, no hay concierto en el que no baje del escenario para entremezclarse con la audiencia sudorosa. Este mismo verano han sido teloneros de Chris Isaak y de Mark Knopfler.
Uno podría caer en la tentación de preguntarse qué hace un grupo de Valladolid vistiendo, sintiendo y tocando como si estuvieran en el desierto de Sonora. Pero son demasiadas pelis del lejano oeste, demasiada salsa barbacoa, demasiados spaghetti-western los que nos hemos merendado desde pequeños como para que a estas alturas esa filosofía nos vaya a resultar remota. El propio Javier Vielba lo explica en el portal Ultrasónica: «Es nuestra forma de ser. Es fruto de una cultura anglosajona asumida como propia y adaptada con cariño a nuestro entorno desde nuestra más tierna infancia. Desde el cine a la literatura pasando por un montón de música, hemos ido absorbiendo y sudando Arizona Baby desde 2003». Pues ya sabes, forastero, sólo tienes que empujar las puertas del 'saloon' y disponerte a empapar tu camisa de sudor y buen rock americano.
(J.A., www.laverdad.es)