Revista Política

Es para meditar...

Publicado el 23 octubre 2014 por Catalega @Catalega
ES PARA MEDITAR... Ayer vivía una situación curiosa cuando visitaba el despacho de un compañero para intentar solucionar, de forma extrajudicial, una controversia entre nuestros clientes. Es buen amigo y, por lo tanto, la visita fue muy agradable, aunque ocurrió un hecho que quiero compartir con vosotros. Cuando llegué, mientras saludaba a otro compañero con el que comparte despacho, llamaron a la puerta, la secretaria abrió y entró corriendo un niño, de 9 o 10 años, pasó al fondo del bufete como si lo conociera. Resulta que el niño acompañaba a dos mujeres que venían a entregar unos documentos a otra compañera del despacho, que no se encontraba en ese momento. Dejaron los documentos y se marcharon, la escena duró un minuto, aunque parece que en el edificio estuvieron algo más. A los cinco minutos llamaban a la puerta, era el conserje del edificio, algo alterado y enfadado (con razón), diciendo que un niño acompañado de dos mujeres se había llevado su teléfono móvil y lo sabía porque el menor se lo había enseñado a un electricista que estaba haciendo unas reformas en el edificio, diciéndole, “mira que móvil más chulo tengo”. De esto me enteré luego porque yo ya estaba reunido con mi compañero y sin embargo amigo. Por los documentos que habían entregado localizaron el teléfono de una de las mujeres y la llamaron. La mujer dijo que el niño había estado con ellas en todo momento y que no había cogido ningún teléfono; pero ante la insistencia le preguntó al niño y le miró en los bolsillos, apareciendo el teléfono. Según parece, cuando fueron a devolverlo el conserje del edificio recriminó al ladronzuelo, a lo que la madre le increpó diciéndole que lo dejara en paz que solo era un niño. Sí, solo es un niño, pero con esa actitud de la madre lo que está fomentando es que en unos años sea un delincuente, porque no es normal que un niño de unos 10 años se lleve un móvil al descuido, pero menos normal es que una madre actúe como esta señora, diciendo que lo dejen en paz, que solo es un niño. Desgraciadamente estas actitudes son cada vez más habituales, y no se salva ninguna clase social. Padres que actúan de esta manera flaco favor hacen a sus hijos. Es para meditar.

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