Te contaré algoque quizá no sepas de los poetas;
hablo de los hombres, claro,
de las mujeres no sé nada,
nací en los setenta con gen misógino.
Nunca te asomes al interior
de un poeta.
No quieras ser Dorothy descorriendo el telón.
Tras el truco de prestidigitador
hallarás al ser más infame y abyecto.
Cuando un poeta escriba un poema
excitante y sensual sobre tu ombligo
en realidad estará mirando solo el suyo.
Son yonquis del desastre.
Ávidos de infiernos que coleccionar,
harán lo que sea por morder
un mendrugo de sombra.
Utilizarán tu corazón para llegar a tus tetas
y viceversa.
Escribirá versos pretendidamente graciosos,
como estos
para restar importancia a su condición
de ruina y debacle.
Hablo de un poeta en concreto, claro,
de los demás no sé nada.
