Revista Economía
¿Cuántas no son las excusas y trabas que nos ponemos para empezar de una vez ahorrar un poco de dinero para futuros proyectos, caprichos, o simplemente para tener una reserva para las dificultades que se presenten el día de mañana? ¿Y cuántos no lo deseamos?
Desde los tiempos más remotos, ahorrar es una de las tareas más complicadas a las que se puede enfrentar un ser humano, y a las que más excusas se les puede poner. Sin importar los beneficios que se obtengan al final de mes, todo el mundo puede ahorrar o no llegar a fin de mes, pues una persona que gane 800 euros y al final de mes haya gastado 600, conseguirá un ahorro mensual, mientras que una persona que gane 3.000 euros mensuales y gaste 3.100 pues ya os podéis imaginar el problema que tiene. Y aunque parezca que mi ejemplo se excede de lo habitual, no hay nada más lejos de la realidad, solo tenemos que retomar unos años atrás, cuando los sueldos estaban por encima de los que se manejan de hoy, y la mayoría de la gente no consiguió (no se lo propuso) ahorrar.
La realidad es, que es más que posible conseguir ahorrar, solo que se debe tener una persistencia en no tentarse con el dinero apartado para objetivos a medio o largo plazo. Además, en numerosos bancos, aseguradoras, entidades financieras, ofrecen diferentes planes que se adaptan a todas las personas sean cual sea sus necesidades, de tal manera que no implican obligación de ingresar dinero periódicamente o manejan cuotas mensuales muy bajas.
Parece fácil eh, ¿No? ¿Lo has intentado alguna vez?
Lo bueno, si gratis, dos veces bueno. Rubén Jiménez Triguero