Me permito recuperar un viejo debate que creíamos superado, pero con la politización de nuevos sectores de la sociedad está volviendo a estar de moda, desde la óptica de quienes lo ven como una opción posible para garantizar el futur de nuestra sociedad capitalista. El concepto de desarrollo sostenible, expresa la importante idea de que hemos de satisfacer nuestras necesidades sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades. Para conseguir este desarrollo sostenible es menester que continúe el crecimiento económico tanto en los países pobres del Sur del planeta como en los del rico Norte
El problema es como dice Jorge Riechmann que “Es el estilo de vida de los (países) desarrollados lo que está creando una situación insostenible, independientemente de lo que puedan hacer los subdesarrollados”. La pregunta que debemos hacernos es: ¿Por qué hay que oponerse desde el movimiento ecologista al crecimiento sostenido que hacen los productivistas?
Pueden participar en unas jornadas sobre desarrollo sostenible empresas como FASA-Renault presentando un motor eléctrico o cualquier otro invento que permita la sustentabilidad medio ambiental. ¿Es esta posible con el crecimiento económico? Hay que reconocer a las grandes empresas y al sistema económico la facilidad que tienen para apropiarse de los términos que permiten simular una preocupación que no tienen. Hegemonizan, tergiversan lo cultural en su propio beneficio y se aprovechan de la voluntad de cambio de la gente. La maximización del beneficio es incompatible con los derechos laborales de la clase trabajadora y con la finitud de nuestra biosfera. Las propuestas que partan de tener el máximo beneficio posible sin tener planteamiento ético, no tendrían que ser empresas viables. No es posible proponer un crecimiento ilimitado cuando nuestro planeta es limitado. Lo que tendría que mover nuestra sociedad sería el ansia de libertad, de justicia y de solidaridad, no planteamientos economicistas que piensan en Crecer.( Trabajar. Hacer. Crecer.)
El problema es que no es viable ese planteamiento y hay que ver de qué manera definir eso, porque trabajo es lo que hacían los esclavos en siglos anteriores y en el momento actual se está planteando caminar hacia ese modelo.
Nos resistimos a abandonar nuestros hábitos y a iniciar un proceso donde vayamos poco a poco cambiando hacia comportamientos sostenibles. Si el cambio no es procesual, será abrupto. Sin una preparación adecuada y voluntaria de la transición de nuestras sociedades vamos a tener que cambiar de manera obligatoria. Tendrá que haber cambios importantes en los planteamientos industriales que tenemos o nuestra sociedad colapsará. Si se hace bien, aunque cada vez es más tarde, es probable que se puedan generar gran cantidad de puestos de trabajo. También lo sostenible, lo renovable, la economía alternativa y solidaria puede ser una fuente de empleo si políticamente se apuesta por ella.
No es posible “ecologizar” la producción y mejorar la eficiencia sin frenar el crecimiento material de nuestra sociedades sobredesarrolladas. Lo que mejoramos por un lado lo fastidiamos por otro de una manera más acuciante. Es una contradicción en la que el sistema apuesta fuertemente por las dos dinámicas, porque se percibe la ecologización y la eficiencia como formas de incrementar la actividad. Si se apuesta por el crecimiento, no se puede apostar por la sostenibilidad. La eficiencia energética o el ahorro de materiales no minimizan que sigamos deteriorando la biosfera más. No más de lo necesario, porque lo necesario es que establezcamos pautas para mejorarla, aunque vayan contra las empresas, contra la industrialización, … Otras irán a favor de otro modelo de empresas, otro modelo de industrialización. Y en este cambio de época es donde crecen los monstruos y equivocamos las prioridades que tendríamos que tener.
El Producto interior bruto tendrá que variar su finalidad, no somos más felices por consumir más medicamentos y sin embargo aumenta el PIB. Hemos construido un mundo sobre unos baremos que despersonalizan a las personas, que se convierten en números y creemos que la macroeconomía soluciona la vida a las personas que más dificultades tienen para salir adelante. Y no es así.
¿Cómo tenemos que cambiar nosotros para posibilitar un desarrollo sostenible? Esa es la pregunta que tendríamos que estar haciéndonos como sociedad, no individualmente, ni como empresas. Cómo la especie humana se va a adaptar al tiempo nuevo que se avecina donde aterricemos en la consciencia de la nueva época que está por construirse.
Esto tiene que ver con la Palencia que entre todas las personas podamos construir, será lo que queramos quienes participemos en la construcción de otra Palencia posible. Ganemos Palencia es una herramienta para ello: reflexionar, pensar y construir de forma participativa una ciudad donde quepamos todas y todos y que cuestione un sistema que no es compatible con el medio ambiente.