“no me molesta que los mentecatos y los necios quieran seguir siéndolo, siempre que se muevan dentro de su ecosistema”
El mentecato Jordi Turull ha aprovechado el pleno del Parlamento catalán, en el que se debatía la cuestión de confianza planteada por Carlos Puigdemont, para lanzar una batería de descalificaciones y difamaciones a España, a los españoles, y a todo aquello que en la cámara lo representara, Ciudadanos y PP en especial.
El portavoz de JxSí quiere ser famosete y para ello necesita prodigarse en frivolidades, fruslerías, pamplinas, fantochadas, dislates y tonterías. En definitiva, dar la nota. Luego, TV3, Cataluña radio y La Vanguardia se encargarán del resto. El mensaje: él, el independentismo, es el paradigma de la democracia, de la humildad, de la responsabilidad, del respeto, frente al Estado que intimida, reprime, oprime y utiliza el Ministro del Interior y la Fiscalía General del Estado para atacar a todos los catalanes. Nada nuevo, la demonización es un clásico de la demagogia.
Junto a él, Carlos Puigdemont, el falsario, adulterado y demagógico Presidente de la Generalidad de Cataluña, ha seguido fiel al guión del procés: embauca a la masa con la venta de libertad, prosperidad y grandeza, halaga y engorda sus sentimientos, subordina la ley al capricho de esos muchos a los que él llama “el poble”, y orienta toda su acción política en función de los mismos. Y en base a eso, anuncia un gran evento (uno más de los previstos en el “Cataluña Fashion Independence Year”) para septiembre de 2017: el referéndum definitivo.
Personalmente, no me molesta que los mentecatos y los necios quieran seguir siéndolo, siempre que se muevan dentro de su ecosistema. Lo que me preocupa es que quienes no están afectados de necedad terminen contagiados. Lo que me preocupa es que el Presidente de la Generalidad se comporte como un vulgar astroturfer de mercadillo (intoxicador) y que nuestra Democracia (el gobierno del pueblo) se convierta en lo que el historiador griego Polibio definía como Oclocracia, el gobierno de la muchedumbre. Más, ¿es Puigdemont un vulgar astroturfer de mercadillo?
José SIMÓN GRACIA
Fotografía: La Vanguardia
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