Revista Coaching

Es que...ahora no puedo: procrastino

Por Rebeca Bermúdez

Yo procrastino, tú procrastinas, nosotros procrastinamos… En lugar de estar escribiendo, debería hacer otras cosas. Lo sé. Procrastino. ¿Y eso qué es? Dejar para mañana lo que puedo hacer hoy. Dejar lo que sí toca hacer por otras cosas más triviales y placenteras. Vamos, lo que antes se llamaba aplazar. Parece que utilizando una palabra que cuesta tanto pronunciar, esté todo arreglado. Procrastinar. Ah, claro, procrastino, pues nada. Ya sé lo que me pasa, tengo mi etiqueta, así que no hago nada por remediarlo.  Es que...ahora no puedo: procrastino
¿Porqué escribir pudiendo dedicar el tiempo a otra cosa? Os digo una cosa, al menos hoy, en lugar de vagar sin rumbo de una tarea a otra, decido redactar este artículo, que también es algo que voy postergando. Podría poner excusas, que es lo que se suele hacer en estos casos: es que escribir artículos también es parte de mi trabajo; es que con el tiempo que me queda antes de la reunión, no vale la pena empezar con ese proyecto, y toda esa serie de argumentos que empiezan por “es que…”. Si te quieres dar cuenta que estás aplazando algo sin motivo, escúchate: la excusa suele empezar por “es que”.
Como decía, al menos hoy escribo. No entiendo por qué me cuesta tanto. Es algo que me gusta. Pero…es que nunca es un buen momento. Nunca… ¡¿NUNCA?! ¡¿En serio?! Estas generalizaciones no son nada buenas. Se me ocurre otra: es que ya es mala suerte que la inspiración me llegue justo cuando me estoy lavando los dientes o en el metro o por la calle o en el dentista. Sí, ya sé que se recomienda llevar siempre algo para apuntar: libreta y bolígrafo. Es que me pesa tanto el bolso, que si meto algo más, vuelco. Pero quien me conoce, sabe que siempre llevo un bloc de notas. A esos les digo: es que no me puedo parar ahora a escribir. Otros pensarán, utiliza el móvil. Si ahora los móviles dan para mucho: puedes escribir notas, grabar la voz o grabarte hablando. Pero si ya lo he dicho: es que ahora no me va bien parar, además, a mí es que eso de hablarle al móvil no me va…
Bueno, ¡es suficiente! ¿Qué se puede hacer? 1º. Reconocer que uno procrastina. 2º. Hacer una lista de todo lo que quieres hacer. Tienen que ser tareas específicas y, si se puede, desglosar cada una en partes o subtareas. Así uno se vuelve más realista a la hora de establecer los tiempos. 3º. Establece prioridades y define una secuencia de las tareas de esa lista. 4º. No pasar a la siguiente tarea hasta que o se haya acabado la anterior o se considere que se ha trabajado lo suficiente en esa actividad. 5º. Hay algo que a mí me parece muy útil cuando sentimos que nos desviamos de nuestra planificación, y es preguntarse lo siguiente: ¿qué toca ahora? Cuando vas a hacer algo, ¿es eso lo que realmente… -   Te interesa hacer -   Quieres hacer -   Tienes que hacer -   Cuadra con tu objetivo … ahora? Con esta pregunta uno se enfoca de nuevo en el listado.
Son cinco recomendaciones muy básicas que van bien para centrarse en lo que queremos hacer.
En fin, os dejo. Es que voy escribir un whatsapp, luego llamaré a Carlitos y en los cinco minutos que me queden miraré a ver qué pasa por el Facebook. Ya escribiré mañana.

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